En medio de un panorama incierto, los colombianos se enfrentan a un dilema desgarrador: ¿emigrar en busca de oportunidades y seguridad o quedarse arraigados en su tierra natal? Una encuesta reciente de Gallup mostró que casi la mitad de los ciudadanos considera la emigración como una alternativa viable. Colombia lidera la lista de países latinoamericanos con la mayor proporción de personas dispuestas a partir, seguida por República Dominicana, Ecuador y Honduras.
El éxodo de compatriotas es innegable. Las cifras del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) muestran que, en los últimos años, cientos de miles de colombianos han dejado su país en busca de un mejor futuro; El deterioro económico, la falta de oportunidades y el crecimiento de la violencia son algunas de las razones que impulsan a muchos a tomar la difícil decisión de dejar el país.
Una de las principales preocupaciones que aqueja a los colombianos es la fuerte devaluación del peso, aunado a la falta de empleo, especialmente para los jóvenes y las mujeres, agrava aún más la crisis. El desempleo alcanzó 11% en el primer semestre según el Dane, una cifra preocupante que afecta directamente los sueños de la población.
A pesar de estos desafíos, el arraigo a Colombia es un factor que sigue manteniendo a muchos en el país. Los valores autóctonos, la riqueza cultural y la conexión con la tierra natal son elementos poderosos que hacen que los colombianos piensen dos veces antes de emprender un viaje incierto hacia lo desconocido.
El país, sin embargo, no puede permitirse el lujo de perder a tantos de sus ciudadanos talentosos y comprometidos. Para contrarrestar esta tendencia alarmante, es esencial abordar las raíces de los problemas que impulsan la emigración. Colombia debe trabajar en tres áreas clave:
La primera es la búsqueda de estabilidad económica: el gobierno debe parar las peleas con la clase empresarial y las reformas pretendidas deben ser consensuadas, no se puede imponer una forma de pensamiento desconociendo a los principales generadores de empleo como son los empresarios. La segunda es la educación y formación: Es esencial invertir en la capacitación de los jóvenes para brindarles las habilidades necesarias para competir en el mercado laboral global. Colombia se ha venido quedando atrás en materia de competitividad, ya es hora que a los profesores se les evalúe y los sindicatos dejen de politizar la educación del país y por último la seguridad: La lucha contra la violencia y la delincuencia debe ser una prioridad. La construcción de comunidades seguras y la promoción de un clima de confianza son fundamentales para retener a la población y más para tener algo de turismo. La violencia sigue siendo protagonista ya no sólo en el campo como en el pasado sino también en las ciudades, prácticamente todo Colombia se encuentra en un espiral destructivo con muchas aristas de por medio.
Colombia es una nación rica en valores y tradiciones. Los lazos familiares, la solidaridad y la pasión por la cultura colombiana son poderosos motivadores que hacen que muchos se queden. Pero debe haber un aliciente adicional, abandonar el país es doloroso pero necesario a veces, si el gobierno no reestructura sus prioridades, los colombianos seguirán saliendo, la búsqueda de mejores oportunidades debe ser una motivación para mejorar la situación en casa. Es un deber ofrecer un futuro mejor a sus ciudadanos, haciendo que la emigración sea una elección menos apremiante y dolorosa.