Los propósitos de 2019
Todo nuevo año comienza con esperanza, nuevos retos y sobre todo propósitos. Si bien algunos se van olvidando a través del año, otros marcan el camino de lo que será.
La semana pasada volvieron pequeñas marchas, ya no fueron las multitudinarias de noviembre, pero parece que para el sector de izquierda, aquel que solo pide respeto por la democracia cuando le favorece, uno de sus propósitos es a través de las marchas seguir presionando al Gobierno cada vez con exigencias distintas; nada les satisface; lo importante es marchar y protestar, así de camino se destruya propiedad privada o se agreda incluso a los más pobres que dicen defender, como ocurrió en la última marcha con el celador apuñalado.
El Congreso, sorprendido aún por la falta de “mermelada”, seguirá torpedeando las iniciativas del ejecutivo y su propósito será presionar para que el presidente ceda y vuelva a gobernar a la antigua, con contratos y nombramientos; mientras tanto, se mantendrá el pulso y las iniciativas urgentes pasarán a segundo plano. Oportunidad histórica la que pierde el legislativo en poder hacer acuerdos ideológicos antes que burocráticos.
La rama judicial que promete paro por acabarse el reajuste salarial, tendrá como propósito prorrogar su ajuste de nivelación que se acabó en diciembre y se mantendrá igual, lenta, con los choques de siempre e interfiriendo en política como sucedió en diciembre con el presidente de la Corte Suprema. Parece que otro de sus propósitos es no dejarse reformar y tratar de mantener un funcionamiento, que al país poco le sirve pero para algunos de sus funcionarios es perfecto.
La guerrilla empezando el año ya se está victimizando y diciendo su representante Iván Márquez que fue un error abandonar las armas tan rápido. Error fue darles tantos privilegios a cambio de poco, pero su propósito será captar mayor atención, seguirán en el narcotráfico y escudándose en un proceso que hasta el momento solo ha dado algunas curules en el Congreso.
La economía, según The Economist y expertos como José Miguel Santamaría, tendrá un crecimiento de 3% y una inflación entre 2,9% y 3,4%. Se está a la espera del golpe de la reforma tributaria y el propósito del gobierno es aumentar el recaudo, sostener los programas sociales e invertir en Economía Naranja; debería ser también liberalizarla y empezar a abandonar tanto gasto y subsidio que aprovechan unos pocos.
Por último, el ejecutivo tiene como propósito buscar un rumbo para el Gobierno, explicar el modelo que Duque quiere para Colombia, afrontar un Estado libre de prebendas, empezar a mostrar gestión y debería tener también el propósito de hablarle claro al país, comenzar las reformas urgentes, sin importar quedar bien con todos los sectores; aprender a diferenciar la mermelada de representación política y a perder el miedo con poner retrovisor porque es imposible manejar, incluso un vehículo, sin mirar los espejos; esto solo llevará a un accidente.