Tribuna Universitaria 28/03/2019

Trabajar a éxito

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política

Se está volviendo común en distintas ramas del derecho trabajar a éxito. Esto consiste en recibir un porcentaje de la sentencia una vez se gane, el cual legalmente puede ser de hasta el 50% si el abogado asume los gastos del proceso.

Trabajar a éxito es una fórmula que da tranquilidad al mandante, puesto que la fama, (bien ganada por algunos) es que el abogado pide plata y sus resultados no se ven. Trabajar a éxito cuesta, especialmente porque los gastos mensuales no dan espera y porque un almacén de cadena no fía, así se tenga una sentencia ganada; pero al final resulta más lucrativo para ambas partes.

De alguna manera los distribuidores a grandes superficies también trabajan al éxito del producto, los pagos se hacen a 60 o 90 días y algunos de ellos se devuelven si no se venden. Entonces están trabajando al resultado del producto, así, aunque difícil, grandes emporios se han construido. De la misma manera una gran cantidad de trabajos están migrando a esta forma de remuneración, incluyendo los de obra, consultoría especializada, etc.

Uno de los mayores atrasos que tiene el país es en infraestructura; una obra que está proyectada para un año termina durando seis veces más, como el deprimido de la 94 en Bogotá, y un puente como el de Hisgaura en Santander, termina convertido en un acordeón; así ocurre con una gran parte de la contratación en Colombia: los tiempos se alargan, las entregas no son lo esperado y sobre todo los costos se aumentan. En el citado deprimido se gastaron $124.000 millones más de lo planeado.

Un esfuerzo para controlar lo anterior fue acabar con los anticipos en los contratos de obra pública; aunque se encuentran habilitados legalmente por el régimen de contratación, la directiva del ejecutivo ha sido no utilizarlos, debido al mal uso de los recursos. Un sector de los constructores criticó esta medida pues dicen que sacan del mercado a los pequeños y prima el capital sobre lo técnico; lo cierto es que el Estado debe comenzar a mirar los proyectos a éxito; no son solo los escándalos sino los tiempos de entrega; cuando se trabaja por resultado el principal interesado es el ejecutor del negocio o proyecto, pues en sus manos está la retribución.

Dirigir los esfuerzos a un modelo a éxito será brindar herramientas en materia de contratación, hoy restringida por los escándalos de corrupción. Un modelo a éxito podría ayudar en la lucha, a sabiendas que no se va acabar y que no todo puede ser bajo ese modelo.

Día a día los nuevos entusiastas deben enfrentarse a esta situación y el éxito se convierte en una forma de sobrevivir, en la cual el secreto está en el flujo de caja a final de mes. Muchos se apoyan en los bancos, otros hasta en los amigos, pero al final la retribución vale la pena. El Estado debe encaminar más esfuerzos en este modelo que finalmente es de valor compartido, el trabajar mancomunadamente por un beneficio común.

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