Trabajar más, producir menos
En un artículo de la revista The Economist, se menciona un experimento reciente realizado por una compañía inglesa que intentó condensar una semana laboral de 40 horas en tan solo dos días. En este caso, los resultados fueron inesperados y sugieren que no se debería volver a realizar un ejercicio similar.
El concepto de productividad se ha vuelto central en la vida de muchas personas. La idea de que trabajar más horas equivale a producir más se ha arraigado en la mentalidad de numerosos empleados y empleadores, pero esta noción no se sustenta necesariamente en la realidad.
El ejemplo del mencionado experimento de la compañía inglesa, en el cual se condensaron las 40 horas semanales en dos días, es ilustrativo. Si bien podría parecer una forma eficiente de maximizar el tiempo de trabajo, el resultado fue sorprendentemente negativo. Los empleados dejaron de socializar, algunos recurrieron a sustancias como la cocaína para mantenerse despiertos, y los días de descanso no lograron compensar el desgaste laboral. Incluso algunos afirmaron que necesitaban tres días para recuperarse por completo. Este caso extremo resalta que trabajar más horas no equivale automáticamente a ser más productivo y que la calidad de vida de los empleados se ve seriamente comprometida en el proceso.
Este experimento no es una mera anécdota aislada. Según datos proporcionados por The Conference Board, en 2020, Colombia generó solamente 35% del producto promedio de la Ocde en una hora de trabajo. Esto significa que el tiempo invertido en el trabajo no se tradujo en la misma medida de productividad que en otros países. Este indicador lo acompañan México y Costa Rica.
En cambio, países como Luxemburgo, Noruega y Dinamarca son los más productivos por hora trabajada, según la Ocde. Estos países se caracterizan por tener una alta inversión en capital físico y humano, una alta innovación tecnológica, una buena gestión empresarial y una alta calidad institucional. Además, tienen una fuerte protección laboral, una mayor conciencia sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, y más oportunidades de ocio y educación.
Trabajar más no significa producir más, y tanto del experimento como de los datos proporcionados, se concluye que sí son importantes las oportunidades de ocio y educación, y que existe una vida de los ciudadanos fuera del trabajo. Este tiempo importa; de lo contrario, tendrá efectos negativos en la vida laboral.
Por otro lado, se pierde mucho tiempo en las horas de oficina debido a la cultura del “tinto,“ las charlas y el tiempo muerto en silla. Es una cultura que debe ser cambiada. Si no es necesario asistir físicamente a la oficina, no se debería obligar a hacerlo. Además, las personas deben aprender a terminar su trabajo en el tiempo estipulado y no ser recompensadas por pasar más tiempo en su horario laboral.
En conclusión, se necesita trabajar de manera más eficiente. Para lograrlo, se requiere de políticas públicas y privadas que fomenten el desarrollo tecnológico y educativo. También se necesita una cultura laboral que valore la calidad del trabajo por encima de la cantidad, que reconozca el aporte de los trabajadores y que promueva su bienestar integral. El equilibrio entre el trabajo y el ocio, entre el esfuerzo y el descanso, y entre la cantidad y la calidad es esencial. Solo así se podrá lograr una mayor productividad laboral y un mayor bienestar social y económico.