Tribuna Universitaria 11/08/2023

Un sorbo de vida en la vejez

Juan Manuel Nieves R.
Estudiante de Comunicación Política

En el transcurso de la vida, hay momentos y etapas que se entrelazan con la red de relaciones humanas de maneras que van más allá de lo superficial. Uno de estos momentos cruciales es la tercera edad, una fase en la que las amistades adquieren un valor aún más profundo y significativo.

Más allá de ser simples compañeros de momentos placenteros, los amigos en esta etapa pueden ejercer una influencia transformadora en la calidad de vida y en la longevidad de quienes atraviesan este capítulo de la existencia.

Múltiples estudios clínicos han documentado el poderoso impacto que los amigos pueden tener en la salud y el bienestar de las personas mayores. Los vínculos no solo mejoran el estado de ánimo y el sentido de pertenencia, sino que también han sido correlacionados con una mayor esperanza de vida y una mejor salud mental y física. Estos lazos no solo son una fuente de alegría y entretenimiento, sino también una red de apoyo en momentos de dificultad, soledad o pérdida.

La importancia de valorar las conversaciones con individuos de la tercera edad no debe subestimarse. Si bien no se comparten los mismos planes que con personas contemporáneas, sus años de experiencia y sabiduría acumulada se convierten en un tesoro que puede enriquecer a las generaciones más jóvenes.

Al compartir historias de vida, perspectivas sobre el pasado y la evolución de la sociedad, los ancianos no solo transmiten conocimiento, sino que también brindan una conexión con la historia viva. Escuchar sus relatos puede otorgar una visión más completa y contextualizada del mundo, permitiendo a los más jóvenes aprender de errores y éxitos previos.

La interacción con personas mayores también puede ser una oportunidad para aprender con algunos de ellos sobre buen vino, una comida elaborada o un licor especial. Estas experiencias, enriquecidas por la historia y las memorias personales que los acompañan, pueden ser compartidas de manera significativa entre generaciones. Al hacerlo, se crea un puente entre lo nuevo y lo antiguo, entre las expectativas del futuro y las lecciones del pasado.

En Colombia según el Dane hay más de 7 millones de adultos mayores y de ellos alrededor de 19% viven completamente solos. Y es que mantener amistades a lo largo del tiempo no es tarea sencilla. La vida está en constante movimiento y las circunstancias personales pueden cambiar drásticamente.

Sin embargo, en la era actual, las redes sociales y el internet han revolucionado la forma en que se mantienen las conexiones. Las herramientas digitales permiten reconectar con amigos de hace décadas, compartir momentos a través de la distancia y mantener algún contacto con algún familiar así sea lejano.

La importancia de los amigos en la tercera edad trasciende las nociones convencionales de compañerismo; estos vínculos no solo mejoran la calidad de vida y la longevidad, sino que también fomentan la transmisión intergeneracional de conocimientos y experiencias.

Actualmente voluntariados como el de “adopta un abuelo” o “haces falta” en España, enseñan a valorar las conversaciones, y atacan el problema de la soledad. En un mundo que a menudo se centra en lo nuevo y lo efímero, mantener y nutrir estas amistades a lo largo del tiempo, ahora facilitado por las redes sociales, es un tributo a la riqueza que aportan las conexiones humanas duraderas.

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