Analistas

El futuro de la conectividad y la decisión de la autoridad de competencia

Juan Pablo Herrera Saavedra

Desde finales del año anterior, la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, como autoridad de competencia colombiana, se encuentra estudiando una muy importante y determinante integración empresarial. Se trata de una fusión en el sector de telecomunicaciones que surge por el interés de Milicom de adquirir la mayoría accionaria de Movistar, motivado por la salida de Telefónica de Colombia, y frente a la cual la SIC tiene la última palabra sobre su aprobación, objeción o autorización previo cumplimiento de condicionamientos.

Esta operación tiene especial sensibilidad, pues sus efectos, implican un estudio de comunicaciones tanto fijas como móviles, en un sector de la economía esencial para el desarrollo del país. De acuerdo con los datos publicados por el MinTIC en el cuarto trimestre de 2024 se habría experimentado un crecimiento sostenido, alcanzando 92,1 millones de líneas de telefonía móvil y 49,4 millones de accesos a internet móvil, lo que representa una penetración de 93,8 accesos por cada 100 habitantes. En un mundo cada vez más interconectado, el futuro de este sector en el país estaría condicionado a la manera como se pueda dimensionar tan importante operación de integración.

De acuerdo con lo que la CRC lo ha reconocido en un detallado concepto presentado ante la SIC dando su visión sobre la operación, esta integración Tigo UNE - Movistar resulta particularmente sensible teniendo en cuenta que, dentro de los muchos efectos que genera la operación, los mercados mayoristas móviles, como es el de acceso y originación móvil, advierte el regulador, requerirá de especial atención por parte de la autoridad de competencia a efectos de establecer los remedios a que haya lugar, toda vez que se trata de un mercado altamente concentrado y con una configuración actual en la que solo estas dos empresas prestan efectivamente los servicios de Roaming Automático Nacional (RAN) en condiciones negociadas a los agentes de mercado que lo necesitan. Un punto no menor si de lo que se trata es de mantener la competencia efectiva entre todos los participantes del sector en todos y cada uno de los eslabones de la cadena sin perjudicar al usuario final vía incremento de precios.

Si bien la CRC reconoce que la operación podría generar ganancias de eficiencia en los mercados minoristas móviles, también advierte, sin profundizar particularmente en su concepto, los riesgos derivados de la operación en lo que concierne a los mercados mayoristas aguas arriba, esto es, en eslabones superiores de la cadena que compone los servicios de comunicaciones móviles.

Pero, quisiera contextualizar el alcance de esta operación. Para un lector desprevenido, se trata de una fusión que dejaría en solo dos agentes, Claro y la nueva compañía integrada, con más de 95% del mercado de voz móvil medido por ingresos, y más de 94% del mercado de datos móviles utilizando la misma variable para medir cuotas de participación. Tan inusitado grado de concentración que se generaría de ser aprobada sin remedio alguno la fusión, deja al sector con importantes riesgos a efectos de limitar profundamente la capacidad de crecimiento que jugadores de mercado como WOM, otrora capaz de mostrar su habilidad de maverick bajando precios como estrategia competitiva, y actuales operadores móviles virtuales, podrían tener, fijando así importantes limitaciones para permanecer en el mercado. Esto sin contar los efectos negativos que puede causar para la capacidad de competir y de crecer de los pequeños proveedores de servicios de internet locales y regionales.

Mucho más relevante resulta el análisis de esta operación, reconociendo que, recientemente, WOM anunció que la Superintendencia de Sociedades aprobó su plan de reorganización empresarial en el país, y con ello, de acuerdo con la Ley 1116 de 2006, puede seguir participando activamente en este importante sector en Colombia luego de un compromiso para los siguientes 10 años de saldar sus pasivos y con importantes anuncios de capitalización.

Particularmente llamativo para los usuarios de servicios móviles en Colombia ha representado los recientes anuncios de WOM de avanzar en una propuesta absolutamente disruptiva en materia de oferta de datos, voz móviles y mensajes ilimitados por un valor significativamente menor que el de su competencia, nuevamente demostrando su interés de mantenerse como un actor maverik dentro del sector de comunicaciones.

No obstante lo anterior, el país y la autoridad de competencia deberán tener en su radar la historia mundial en este tipo de operaciones. En países como Austria en 2013 con la fusión Hutchinson 3G y Orange, así como también en Italia en 2016 con la adquisición de Wind y Tre, las autoridades han tenido que adoptar importantes condicionamientos a fin de remediar los efectos que la falta de competencia y notable concentración se generaba por las respectivas fusiones. Es así como por ejemplo en el caso austríaco pese a que se ordenara desinversión de activos por parte de Organge y se fijaran plazos de hasta 10 años para usar 30% de la capacidad de uno de los intervinientes para garantizar la entrada y el crecimiento efectivo de pequeños operadores con y sin red, los precios terminaron incrementándose más del 50% frente a un escenario sin integración.

Caso diferente terminaría siendo la situación en Italia, donde la llegada de Ilad, gracias a efectivos condicionamientos impuestos, que obligaba al ente integrado (Wintre) a permitir el acceso en condiciones favorables durante un período dado limitado que terminaría, por lograr en dos años un rápido crecimiento de Ilad durante los dos primeros años producto de la presión competitiva entre agentes y que sea de paso decir, obligaría a los incumbentes a ofrecer servicios móviles a menores precios producto de la mencionada rivalidad. Eso es justamente la competencia.

De esta manera, y de regreso a Colombia, la operación Tigo Une- Movistar de no ser acotada a partir de condicionamientos importantes y certeros, tendría el riesgo de elevar precios de servicios móviles y al interior de la cadena podría terminar por limitar el crecimiento de pequeños agentes, algunos con vocación de generar disrupción en el mercado, a fin de lograr su tamaño de escala mínima eficiente. No sería deseable condenar al país a tener que aceptar a futuro a tan solo dos operadores de voz y datos móviles, eso es la configuración de un duopolio puro, con los enormes riesgos que esto generaría en materia de incremento de precios y reducción de alternativas para elegir hacia los usuarios.

Es por ello que hoy el futuro de las comunicaciones móviles en Colombia y por ende, la senda de crecimiento de todos aquellos sectores que dependen de la conectividad digital móvil del país, dependen de la decisión que la Superintendencia de Industria y Comercio como autoridad de competencia en los mercados pueda analizar en esta materia. El rigor técnico y la precisión de detectar los riesgos de pérdida de competencia derivados de la concentración que genera esta operación, y la adopción de los respectivos condicionamientos, serán fundamentales para que sea posible una decisión por parte de la SIC se garantice la efectiva y real competencia en el mediano y largo plazo en este sector y podamos como consumidores seguir experimentando de más y mejores ofertas que nos permitan conectarnos día tras día de una mejor forma con el mundo.

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