Cuando vi la película animada el Rey León, aprendí dos palabras en Suajili: “Hakuna Matata”. Estas palabras significan “no hay problemas”. Ahora, me retumban estruendosamente por el viaje de la Vicepresidente a África y lo que está ocurriendo en el país. ¿Será que “no hay problemas”? Tal vez, aquellos que criticamos constructivamente, vemos nubarrones en el horizonte de manera innecesaria y exagerada, en las reformas propuestas y la forma de gobernar.
Deberíamos entonces ser menos prevenidos y mirar todo positivamente, sin auditoría, dejándonos llevar por “el cambio”. De pronto, deberíamos abrazar esas palabras, esa filosofía, libre de problemas, una forma de ser, sin nada que temer y sin preocuparse, como lo hicieron Simba, Timón y Pumba. No obstante, “hay problemas” (que en Suajili se dice “Kuna Matatizo”) en el país, y son en realidad muchos, generados o exacerbados por el Gobierno de “el cambio”, al no entender la institucionalidad, su forma de gobernar y no tener criterio o razonar adecuadamente para solucionar los problemas. La reforma laboral debería generar más empleo, no hacer más rígido el mercado laboral, lo que reducirá puestos de trabajo. La reforma a la salud debería enfocarse en las herramientas para prestar un mejor servicio y tener cobertura en zonas del país donde no la hay.
No obstante, el dogmatismo anula al pragmatismo, y se prefiere un sistema público, a pesar de que el anterior fracasó, con alto riesgo de corrupción y escaso control de recursos. También se insiste, tozudamente, en no contar con más contratos de exploración de gas y petróleo, cuando es de suyo que sin estos rubros las finanzas públicas serían inviables. La paz total, no tiene nada de paz, ni de total, por no tener claridad de que la seguridad y la justicia son sus bases. Es la impunidad y el caos total donde la ciudadanía está a la merced de los delincuentes.
Por otro lado, muchos funcionarios públicos, incluso de alto nivel, no tienen la experiencia ni las calidades necesarias, por lo que terminan realizando una mala gestión o enredados en irregularidades y chismes al no comprender conceptos básicos de uso de los recursos públicos, el debido proceso, los derechos de los trabajadores y, ante todo, por falta de sentido común, empatía y capacidad de discernir lo bueno y lo malo, lo propio y lo impropio. El PND se enfoca principalmente en la economía popular, como si esta, por si sola, tuviera la capacidad de realizar las grandes transformaciones sociales y económicas que necesita el país. La reforma tributaria generó un carga excesiva para las empresas y los inversionistas, que perjudica la generación de riqueza y empleo.
Muchos de los congresistas terminan no escuchando razones, por su dogmatismo, o simplemente porque se acomodan, lo que resultará en funestas leyes. Y si todo esto fuera poco, el Gobierno y sus huestes hacen su mejor esfuerzo para polarizar y comunicar con medias verdades, datos erróneos y tergiversados y argumentos de pura narrativa. Tal vez lo que faltan es que todos tengamos claridad de que es mejor aprender Inglés que Suajili y olvidarnos de la filosofía que inspira las palabras “Hakuna Matata”, para así poder construir país con buen criterio, trabajo y disciplina.