Lección del péndulo político chileno
El desarrollo económico, la generación de empresa y empleo y el bienestar ciudadano requieren de estabilidad y tranquilidad política. A la ciudadanía, y a la inversión, no le gusta la inestabilidad, las ideas extremas o los cambios abruptos. Por eso, los ciudadanos suelen favorecer en las elecciones al otro lado del espectro, cuando existe la sensación de inestabilidad e ideas y cambios extremos. La muestra más reciente de este fenómeno se puede apreciar en las últimas elecciones en Chile. Los electores, en el país austral, votaron para la integración del Consejo Constitucional. Esta votación retomó el camino para una reforma constitucional, después de la improbación del texto anterior.
El Consejo Constitucional tendrá la misión de revisar y/o corregir el nuevo texto que presente la comisión congresional redactora, para posteriormente presentar un nuevo texto en las urnas. Lo cierto es que, por la desaprobación del Gobierno de Boric, el camino errado populista, el retroceso social y económico y las posiciones extremas en el pasado proceso constitucional, la derecha y la centro derecha terminaron ganando la elección de manera contundente. En el pasado proceso, la izquierda se jactaba de tener las mayorías para la redacción del texto. No tuvieron en cuenta las posiciones de otros partidos y actores de la sociedad chilena, lo que implicó tener un texto radicalizado y sectario, con una visión de país distinta al sentir ciudadano y la tradición histórica chilena.
Ahora, el otro lado del espectro tiene la oportunidad de presentar en las urnas un texto más adecuado, sin ideologización extrema, para lo cual deberán escuchar a los otros actores políticos para integrar sus ideas y construir un texto que incluya a todos los chilenos y que mantenga la columna vertebral de libertad, justicia, orden, unidad, trabajo, familia, propiedad privada y economía de mercado que identifican al país austral. No se puede tener rigidez absoluta de la visión de país por parte de los que ahora tienen la mayoría para revisar y/o corregir el nuevo texto constitucional pues, de todas formas, se requiere un cambio constitucional para contar con herramientas adecuadas que permitan un mayor desarrollo económico y bienestar para el pueblo chileno, conforme a los nuevos tiempos. Por ello, para tener tranquilidad y estabilidad política, como base para el desarrollo económico y bienestar ciudadano, en beneficio de Chile, o de cualquier otro país como Colombia, el péndulo político siempre debe oscilar o moverse, de izquierda a derecha y de derecha izquierda, de una manera moderada, sin tratar de imponer, cuando se tenga el poder, posiciones extremas.
La izquierda chilena no lo supo entender y por eso su contundente derrota. Así, de las tempestades surgidas por las posiciones extremas y de los cambios realizados con base en las mismas, no quedan sino heridas y ruinas. Y el péndulo se devuelve con más fuerza, lección que deja el proceso chileno de la semana pasada para nuestros dirigentes. Por eso, lo que le compete al Gobierno, en este momento, no es extremar posiciones, sino concertar y buscar apoyos institucionales, no al menudeo, para gobernar y aprobar los proyectos de ley que reflejen una visión compartida de país para todos los colombianos.