Perlas del Gobierno del cambio
Todos queremos que al Gobierno le vaya bien, para que a todos los colombianos nos vaya bien. No obstante, con un Gobierno dogmatizado, con pocos funcionarios de talla, sin coherencia, mal informado y que desinforma, polarizador, con poco rigor técnico y creando problemas donde no los hay, existen pocas posibilidades de que avancemos por el camino correcto. El talante y todas las sandeces que dice y hace el Gobierno han generado desazón, angustia y un pésimo ambiente para la inversión, lo que tiene a la economía al borde de una recesión. Veamos algunas perlas. 1. Mancillar la reputación de los empresarios es sistemático. Los tratan de “esclavistas”, cuando los empresarios se oponen a aumentos irracionales de los costos salariales, pues para el Gobierno los salarios altos son sinónimo de “altísimo empleo” y no resultado de los mercados y la productividad. Lo último y más disonante fueron los comentarios contra algunos empresarios por parte de la ministra Ramírez que, sin mediar un debido proceso administrativo, usando los micrófonos, se atrevió a decir que los empleados “no tienen el tiempo para ir al baño” y que “algunas trabajadoras (…) tienen que usar pañal”. 2. El Gobierno no asume responsabilidades en materia de orden público y la paz total es un total fracaso. Para el Gobierno el problema es la falta de implementación de la paz por parte del Gobierno anterior. La realidad es que la situación tiene como raíz una paz sin justicia, la impotencia de las fuerzas armadas y la pérdida del territorio, estas últimas generadas por este Gobierno. Así, calificar el secuestro de policías y trabajadores como un “cerco humanitario”, lo condicionó todo y resultó en este desmadre. 3. La afanada transición energética y la guerra a la exploración y explotación de carbón y petróleo es irresponsable. La soberanía energética y la financiación del estado no son un capricho. Los recursos fiscales se necesitan. No obstante, se anunció con bombos y platillos que “Colombia dejó de firmar contratos de exploración de carbón, petróleo y gas”, aun cuando Colombia representa una ínfima parte de la producción de carbón y petróleo en el mundo. 4. Sorprende oír a varios funcionarios hablar del propósito de la contratación estatal. Ya no se trata de que el estado se provea de bienes y servicios con buenos precios y calidades, sino quitarle los contratos a los que llevan 200 años enriqueciéndose para dárselos a otros y redistribuir la riqueza. No sorprende, entonces, la no adjudicación de la licitación de los pasaportes, saltándose todas las normas de contratación estatal. Se vendrán millonarias demandas, pues, como diría el Canciller Leyva, “que me notifiquen en la tumba”. Podríamos seguir analizando las sandeces del Gobierno, tales como la postura del ministro Jaramillo sobre las vacunas, el uso inadecuado de los recursos públicos por parte de la vicepresidente, el maltrato a Antioquia al quitarle la delegación en materia minera, etc. La realidad es que este Gobierno, que no tiene recato, ni discernimiento entre lo malo y lo bueno, lo conveniente y lo inconveniente, solo quiere crear un estado grande e inútil para que la población dependa del mismo y algunos puedan vivir sabroso.