¿De qué sirve jugar un partido de fútbol si ya se sabe quién ganará? ¿Qué de especial tiene evaluar a un conjunto de estudiantes, si con anticipación se sabe quiénes serán los que tendrán las mejores notas? ¿Queda alguna emoción en una competencia cuando ya se conoce el ganador?
Los Estados integrantes de la Unión Europea anunciaron el martes 7 de junio de 2022 un acuerdo que cambia el paradigma de la innovación y la competencia: la unificación de cargadores para dispositivos electrónicos. Se trata de un cargador universal para teléfonos inteligentes, tabletas y dispositivos portátiles, esta normativa debe estar consolidada antes del otoño de 2024, y estamos ad portas de ser ratificado formalmente por el Parlamento Europeo. La norma busca imponer el puerto USB-C (utilizado por los dispositivos android en su mayoría) a todas las marcas.
Es previsible que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, o los Estados dentro de su legislación interna acojan dicha decisión. Sin embargo, el análisis alrededor de la decisión se ha vuelto equivoca y superflua. La inexorable protección al consumidor ha guiado el razonamiento a la limitación de la competencia y la innovación, tratando a este como una oveja frente al poderoso lobo que la acecha. Pocos piensan que los sistemas de occidente podrían por si solos generar suficiente competencia como para arreglar las cosas sin necesidad de la intervención paternalista del Estado.
El problema no es visualizar las ventajas logradas, es analizar si son mayores los costes
Frente a dicha situación deberán plantearse dos preguntas. ¿Tienen los clientes algún poder de negociación frente a los vendedores? Y ¿Qué alternativas existen en términos de productos que sustituyan la oferta en cuestión?, la respuesta se evidencia en la esquina de las calles, frente a los distintos cargadores que existen y su precio, en ocasiones, inalcanzables, se ha fortalecido el mercado informal, vendedores que con un producto no propiamente de la marca han reducido los costos de producción para que el producto sea más accesible a los consumidores. Por lo cual, las grandes marcas deben atraer con mejor precio a los foráneos que evitan comprar necesariamente el cargador original; este es un efecto, el otro son los famosos adaptadores, usado por Apple para sus dispositivos.
El uso eficaz del sistema de libre competencia elevado a principio de organización social, se opone aquellos métodos que evitan la coordinación de los esfuerzos individuales, asimismo, excluye a ciertos escenarios de interferencia coercitiva en la vida económica.
El problema no es visualizar las ventajas logradas, es analizar si son mayores los costes sociales que imponen. Las soluciones en todo caso deben ser estudiadas a profundidad, la empresa Copenhagen Economics, calculó que el ahorro en términos de CO2 para el medio ambiente es de tan solo $13 millones de euros, en comparación, el daño al consumidor se estima en $1.500 millones de euros (con un NPV a siete años)1.
Aquí no se agota el debate, pero de algo sí estamos seguros: conocer a los ganadores de una competencia con anticipación obstruye a los espectadores de ver la mejor versión de los competidores, y a estos últimos, el incentivo de mejorarse a sí mismos.