Analistas 15/08/2025

Por el respeto

Julián González Gil
Gerente de Viveviajando.co

En los años noventa, la aerolínea colombiana Aces resumía su filosofía de atención en un lema simple pero poderoso; Por el respeto. No era solo un eslogan publicitario; era una declaración de principios.

En cada vuelo, la experiencia a bordo reflejaba cortesía, atención al detalle y un genuino interés por el pasajero. Hoy, más de dos décadas después de su desaparición, esa frase sigue siendo un recordatorio de que la esencia del buen servicio no depende del lujo, sino de la actitud.

En la industria aérea actual, el modelo low cost ha transformado la forma en que viajamos. Más asientos, menos extras y tarifas más competitivas. Sin embargo, reducir costos no debería ser sinónimo de reducir el respeto por el cliente. Ofrecer una sonrisa, dar información clara, ayudar con el equipaje o resolver inquietudes con amabilidad no cuestan más, pero marcan toda la diferencia. El respeto y el buen servicio no es un gasto, es una inversión en fidelidad.

El servicio a bordo es más que entregar un refrigerio o vender un café, es crear un ambiente en el que los que Viajan se sientan seguros, escuchados y bien tratados.

Una tripulación amable y bien entrenada puede convertir un vuelo turbulento en una experiencia positiva, y lo mismo aplica en tierra, un mostrador eficiente, una comunicación oportuna en salas sobre retrasos y un trato humano en situaciones imprevistas son tan importantes como la puntualidad del despegue.

El precio del tiquete no debería condicionar la calidad del servicio, un viajero que paga una tarifa económica tiene el mismo derecho a ser tratado con cortesía que quien viaja en clase ejecutiva.

De hecho, muchas veces las experiencias más memorables surgen en vuelos sencillos, cuando el personal logra transmitir calidez y profesionalismo. Quienes viajan, recuerdan más la atención recibida que el tamaño de su asiento.

Quizá sea hora de rescatar el espíritu de aquel lema de Aces, Por el respeto, no era solo una frase bonita, era un compromiso que elevaba el estándar del servicio aéreo en Colombia.

En un mundo donde la competencia por tarifas más bajas es feroz, diferenciarse por la calidad humana puede ser el verdadero valor agregado; porque al final, volar no es solo llegar de un lugar a otro; es cómo nos hacen sentir en el trayecto.

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