Nada hay que tenga más poder en cualquier tipo de relación que la confianza; los intercambios comerciales, las relaciones de pareja, la estructura del mundo financiero, la economía, los líderes, los gobiernos; para un óptimo desempeño todo se encauza en la confianza; es por eso, que si en algo debe trabajar cualquier institución de la sociedad es en generar confianza. En este entendido, las valoraciones que realizamos sobre la confianza van desde análisis subjetivos como confiar en la gestión de un gobernante simplemente por la percepción sin conocer el resultado de su gestión, hasta valoraciones objetivas como los son las asociadas al nivel de actividad económica o que se honre el pago de una exportación realizada a cualquier parte del mundo. Por tanto, si la confianza es el motor de cualquier tipo de relación, no podemos aislarnos ni a título individual ni institucional de trabajar en generarla.
Los acontecimientos recientes, tanto del orden internacional como local, nos permiten ilustrar las implicaciones que tiene para diferentes sectores la pérdida de confianza. Días atrás se conoció la quiebra de dos bancos en Estados Unidos, el Silicon Valley Bank y el Signature Bank. Esto desató una especie de desconfianza en diferentes jugadores del mundo financiero que ha ocasionado la salida del mercado de uno de los 30 bancos más grandes del mundo, el Credit Suisse, segundo banco más grande de Suiza y la posterior adquisición por parte de su principal rival, el UBS. Esto se da en medio de una acumulación de problemas que ya traía el Credit Suisse y al retiro de cerca de US$500 millones por parte de clientes en menos de una semana, lo que profundizó las problemáticas del gigante suizo. Tal es el descalabro que la compra por parte de UBS ha sido reconocida por líderes del mundo financiero de múltiples latitudes por aportar a detener cualquier asomo de pánico e incertidumbre de los mercados en el sistema financiero mundial. Por su parte, en lo que se refiere al análisis de inversionistas extranjeros sobre Colombia se ha enviado en el mes de febrero de 2023 un toque de atención que merece ser monitoreado durante los próximos meses por las autoridades de crédito público. Solo en el pasado mes las ventas netas de títulos de tesorería –TES- disminuyeron en poco más de $4 billones, reduciendo la inversión en deuda pública colombiana a cerca de $116 billones.
Muchos pueden ser los análisis que suscita esta disminución de apetito por los TES colombianos; sin embargo, es una excelente oportunidad para evaluar los mensajes que hasta el momento se han entregado al mercado y que generan dudas en las posiciones de inversión tanto en el sector real como en el financiero del país. Soy un convencido que quien triunfa en democracia merece honrar los compromisos que asumió con sus electores, es por eso por lo que el señor presidente Gustavo Petro está en todo su derecho de buscar implementar su proyecto político que en cualquier caso debe procurar que el país mejore en todos sus aspectos, cierre brechas y pague deudas históricas. No obstante, si la base de cualquier relación es la confianza, esta debe ser hoja de ruta del presidente y el equipo de gobierno para poder avanzar en la construcción de los cambios que en algunos frentes requiere el país. No se construye país en la medida en que se genera incertidumbre y se incremente la desconfianza.
Construir confianza implica por parte del gobierno cuidar las formas de gobernar y por parte de todos los actores,voluntad. Solo en el sentido que el gobierno genere confianza vía estabilidad jurídica para la inversión, seguridad y entornos favorables para la competitividad encontrará la voluntad por parte de empresarios e inversionistas. En este contexto, la ciudadanía tiene que ser participativa con el fin de lograr las mejores reformas posibles que materialicen el bienestar sin socavar la estabilidad del país y los logros construidos sobre políticas económicas y sociales de gobiernos anteriores.
Finalmente, al momento de escribir esta columna inicia la discusión del Plan Nacional de Desarrollo; esta es una gran oportunidad en medio de la construcción de la hoja de ruta del país para que el gobierno realice los cambios que sean necesarios en los mensajes, la estructura y las apuestas que favorezcan la cimentación de la confianza que movilizará la voluntad de los actores para impulsar el paquete de más de 30 reformas presentado al país. Que el presidente y el gobierno que él lidera tengan la convicción que si hay confianza las cosas le saldrán bien, al país le irá mejor y en especial la gente recibirá respuestas traducidas en calidad de vida.