Los cisnes negros de los servicios públicos
Sin duda Colombia atraviesa una tormenta perfecta en lo que por lo menos a servicios públicos se refiere. Las cifras evidencian que para el caso de la energía, gas, acueducto y aseo no se cuenta, por un lado, con una oferta que dé cuenta de la demanda y, por otro, con soluciones que logren llegar a tiempo para evitar el colapso. Esto, sin mencionar otros servicios, como el internet que, aunque el país lo declaró como servicio público esencial, estamos lejos de honrar esa declaratoria, o la medida inteligente para atender las pérdidas en energía, el hidrógeno y las geotérmicas, la economía circular para el caso del aseo, o las discordias generadas con importar gas de Venezuela.
El primer cisne negro es un país que no alcanza a suministrar la energía necesaria. En este caso, la demanda de energía, según la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) se estima que para 2037 tendrá un crecimiento promedio año de 3,1% y esto compaginado con un retraso en la entrada en operación de varios proyectos (generación, transmisión y distribución), que se suma al proceso naturalmente lento y en algunos casos complejo para lograr las licencias sociales, la incertidumbre sobre la discusión de la ley de servicios públicos y la ausencia de fondeo con tasas blandas para que los inversionistas logren construir proyectos.
El segundo cisne negro es la escasez de agua. En este caso, los fenómenos de urbanización masivos, la tala indiscriminada de árboles, el cambio climático, el fracaso de la planeación local, la minería ilegal, la ausencia de llevar nuevas fuentes de agua a las ciudades, entre otros, ya colocaron a Bogotá y Medellín en racionamiento de agua sectorizado, esto sin mencionar que en muchos otros territorios menos reconocidos no llegó nunca el agua o enfrentan situaciones similares a ciudades capitales como las ya mencionadas. La realidad es que en un informe presentado por el Ministerio del Medio Ambiente y la Ocde Colombia es el país de mayor consumo per cápita anual en metros cúbicos de agua, con 1.988.
El tercer cisne negro es el colapso de los rellenos sanitarios. Es evidente que este cisne se materializó y lo hizo con lujo de detalles, no solamente en los grandes rellenos subregionales, sino también en los locales. Abundan las solicitudes ante las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) de ampliación de plazo de uso de los rellenos existentes. Sin embargo, se carece de iniciativas nuevas que ya estén dando fruto para implementar la economía circular. Iniciativas es claro que hay, pero requieren de tres elementos centrales; el primero, reconocer que la solución implica caminos distintos a los tradicionales, perder el miedo por posibles discusiones asociadas a negocios conexos y, en tercer lugar, lograr que las nuevas iniciativas cierren desde lo financiero o que para lograr ese cierre se den concurrencias regionales o precios de apoyo. El cuarto cisne negro es la falta de gas para cubrir la demanda interna. Bastante se ha hablado del tema desde lo mediático los últimos meses, en especial por colocar sobre la mesa la necesidad de importar gas de Venezuela para satisfacer la demanda interna; a esta discusión definitivamente hay que agregarle que también faltan redes y la conexión necesaria desde Córdoba, pasando por Antioquia y conectando con el centro del país. Es necesario que todos los actores del mercado reconozcan que todos deben aportar para atender la situación, de no hacerlo se tendrán serias consecuencias en términos de incremento de precios, competitividad, calidad de vida y cambio climático.
La hoja de ruta, por lo pronto, no está clara, sin embargo, es necesario repensar la planeación local, que hasta el momento ha sido generosa en licencias, pero muy ausente en planes maestros de acueducto y alcantarillado. Hay que acelerar los proyectos de transición energética pensados desde la complementariedad de fuentes, pero con especial atención inmediata a aquellos que ponen energía en firme, como los hidroeléctricos, que hay que complementar con otras fuentes (una de ellas la solar) y continuar trabajando en la evaluación de otras soluciones, como lo pueden ser el hidrógeno y las geotérmicas. En el caso del gas, concentrar los esfuerzos de la agenda pública en alternativas de solución y no en discusiones políticas mediáticas. Finalmente, los rellenos sanitarios ya colapsaron y son un tema al cual normalmente se huye, pues en el caso de quienes ejercen cargos de elección popular, desgasta su gobierno y restan votos futuros. Para el empresario, es hora de reconocer que más que un negocio de residuos, ha sido un negocio de transporte, y para el país, entender que hay caminos y que si trabajamos en agenda política, pero con apoyo técnico, de seguro el país está en capacidad de desaparecer los cisnes negros.