Apagón tecnológico
miércoles, 21 de agosto de 2024
Leticia Ossa Daza
El pasado julio, el mundo fue testigo de una de las fallas tecnológicas más impactantes de los últimos años que puso en evidencia la fragilidad de la infraestructura digital global y nuestra dependencia de la tecnología. Esta interrupción, que afectó a diversas industrias y sectores en todo el mundo, se originó en un problema con una actualización de software relacionado con CrowdStrike. CrowdStrike es una empresa de ciberseguridad que ha transformado la forma en que las compañías y gobiernos abordan la seguridad digital, al ofrecer una plataforma basada en la nube que permite protección en tiempo real contra amenazas cibernéticas - esta empresa, identificó a los grupos de hackers que realizaron el ataque a la Convención Nacional Demócrata en EE.UU. en 2016.
Aunque la aerolínea Delta Air Lines fue el caso más visible y mediático, la falla tuvo repercusiones mucho más amplias y demostró cómo la interconexión tecnológica puede convertir un problema aislado en una crisis global.
Debido a la falla, Delta se vio obligada a cancelar más de 7,000 vuelos en un lapso de cinco días. Este caos no solo afectó a los pasajeros de Delta, sino que tuvo un impacto en la logística aérea global, afectando a aeropuertos y otras aerolíneas que dependían de la misma infraestructura tecnológica o que compartían espacio aéreo y terminales con Delta.
Bancos, medios de comunicación, servicios médicos y centros de salud en todo el mundo también experimentaron problemas significativos. Incluso empresas tecnológicas como Microsoft vieron afectadas algunas de sus operaciones, lo que subraya la gravedad y el alcance de la falla.
La interrupción mostró cuán interconectados están los sistemas financieros y comerciales globales. La incapacidad de estos servicios para operar correctamente no solo generó inconvenientes para los usuarios, sino que también planteó preguntas sobre la resiliencia de la infraestructura tecnológica mundial frente a fallas imprevistas.
Este incidente global puso de relieve la importancia de la ciberseguridad en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología. La interrupción originada por un solo fallo de software en CrowdStrike expuso cómo una vulnerabilidad en un proveedor clave puede desencadenar un efecto dominó que afecte a múltiples sectores y regiones. En un momento en que las empresas y gobiernos están más interconectados que nunca, la necesidad de fortalecer la ciberseguridad y de tener planes de contingencia robustos se ha vuelto más evidente.
A medida que el mundo avanza hacia una mayor digitalización, este incidente debería servir como llamado para mejorar la solidez y seguridad de los sistemas críticos de los que todos dependemos.
Esperemos poder reaccionar a tiempo si una interrupción aún mayor se presenta en el futuro. Y que la pesadilla de la película de ficción “Leave the World Behind” en donde un apagón tecnológico puede desencadenar una serie de eventos que llegan a colapsar la vida cotidiana y ponen en peligro la seguridad y estabilidad de la sociedad no se vuelva realidad.
La preparación para contingencias será clave para evitar que una falla tecnológica vuelva a paralizar al mundo.