Lanzada al mercado en 1959, la popular muñeca Barbie llegará a la pantalla grande en el mes de julio. Este juguete inspirado en una muñeca alemana se convirtió en un icono del siglo XX. Mattel, su fabricante, ha vendido más de un billón de muñecas y esta, lo ha salvado de la quiebra en varias ocasiones. El éxito de este juguete desde su inicio fue imbatible.
Barbie puede ser considerada como la primera influencer, mostrando un estilo de vida al que se aspira. Cuando la muñeca nació, la mayoría de juguetes dirigidos a las niñas eran muñecos bebés que reforzaban la idea de la maternidad y el rol de la mujer en la casa. Aunque centrada en un estereotipo de belleza, Barbie mostró otras posibilidades y profesiones, ya no era jugar a ser mamá solamente.
Las niñas veían en Barbie la imagen perfecta e ideal: un cuerpo estilizado, cabello rubio y largo, y vestidos de moda. En 2006, un estudio realizado por un grupo de investigadores británicos reveló que las niñas entre los 5 y 7 años que habían leído un libro con imágenes de Barbie manifestaron sentirse poco satisfechas con su cuerpo; por el contrario, las niñas que leyeron la misma historia pero con imágenes de un personaje con una figura más cercana a lo normal o sin imágenes, no vieron afectada la percepción de sí mismas.
Y es justo esta imagen de perfección estereotipada y alejada de la realidad que Mattel ha tenido que cambiar e ir adaptando con el paso de los años. En el 2016, Mattel lanzó la campaña de las “Fashionistas”, una línea que incluía muñecas pequeñas y con curvas. En la última década, Mattel ha introducido más de 170 muñecas nuevas con diferentes tipos de cuerpo, 22 tonos de piel, 76 peinados, 94 colores de cabello y 13 colores de ojos. Incluso hay muñecas con discapacidades físicas, como una Barbie en silla de ruedas y otra con una prótesis en la pierna.
Esta muñeca, con la que más de 90% de las niñas estadounidenses juegan, se instaló en el imaginario popular asociándose con las aspiraciones de ser o de llegar a ser y más allá de su función lúdica, ha influenciado la construcción de identidad y de referencia respecto a los cánones de belleza. Y por eso las críticas siguen latentes, pues a pesar de los cambios y los diferentes modelos de Barbie, la versión de la Barbie blanca y rubia sigue siendo la norma y el modelo en el que se encuentran más versiones de profesiones y accesorios.
La película que se anuncia como revolucionaria tiene sin embargo como protagonista a una actriz blanca, rubia, delgada, ultra-femenina y vestida de rosado. Si bien el personaje moderno muestra curiosidad intelectual y deseo de salir del “Barbieland” queda ver si logrará salirse del estereotipo y mostrar que la clave está en encontrar la mejor versión de sí mismo independiente de la imagen y no en el tratar de parecernos a una Barbie o a un Ken.