Del divorcio y otros demonios
Hace unos días fue noticia que el proyecto de ley denominado “divorcio libre” fue aprobado en el Senado y ahora le quedan otros dos debates en la Cámara. Dicho proyecto busca cambiar la ley para permitir acabar con la sociedad matrimonial sin que haya un mutuo acuerdo.
Mientras que en algunos países como en España y en Argentina existe el divorcio “exprés” - la voluntad de al menos uno de los miembros de la pareja es suficiente para que el juez otorgue el divorcio aunque la otra persona no esté de acuerdo, en Colombia el querer divorciarse no es suficiente.
El Código Civil establece las causales de divorcio. La simple voluntad de una de las partes de quererse separar no basta y la ley exige probar una de las nueve causales como por ejemplo, el grave e injustificado incumplimiento por parte de alguno de los cónyuges de los deberes que la ley les impone como tales o la infidelidad.
Algo que parecería, en nuestras sociedades modernas, ser un derecho fundamental, básico que tod@s tenemos de decidir terminar con una relación resulta no ser tan sencillo y sigue siendo sujeto de debate. La mayor o menor facilidad para conseguir la disolución de un matrimonio depende del lugar en el mundo en el que la pareja resida.
Pero si a la hora de querer divorciarse las trabas no son pocas, ¿como es posible que se permita el matrimonio infantil?
El matrimonio infantil ha sido calificado por las Naciones Unidas como una violación a los derechos humanos. Recientemente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) expresó su preocupación respecto al matrimonio de menores de edad: “En contextos afectados por la migración, el conflicto armado y la pobreza, los padres y madres optan por casar o aceptar la unión temprana de sus hijas por razones de supervivencia”, e hizo énfasis en la necesidad de prohibirlo.
Un estudio de la Unicef, reveló que en Colombia una de cada cinco jóvenes entre 15 y 19 años se casó o se unió en 2020. Y una de cada 50 lo hizo con menos de 14 años. Según estas cifras, en 2020 se casaron o se unieron algo más de 375.000 niñas y jóvenes entre 15 y 19 años y más de 31.718 de entre 10 y 14 años aproximadamente.
En EE.UU., país con la tasa de divorcios más alta, el matrimonio infantil era legal en los 50 estados hasta 2018. Desde entonces, más de 10 estados lo han prohibido.
En el mundo, el número de mujeres y niñas casadas antes de cumplir los 18 años podría alcanzar los 650 millones y 60 millones de ellas estarían en América Latina y el Caribe.
Y si bien el divorcio no debería banalizarse y toda relación requiere trabajo, compromiso y responsabilidad, el creer que se tiene la capacidad de discernir para tomar la decisión de casarse siendo un menor de edad es cuestionable y debería de preocuparnos aún más por las consecuencias que esto acarrea.