Analistas 16/11/2022

El lucrativo mercado del dolor

Leticia Ossa Daza
Socia Directora Práctica LatAm Paul, Weiss NY

El mercado global alrededor de los analgésicos que contienen opioides es un mercado que mueve miles de millones de dólares; se estima, que solo OxyContin ha generado más de US$30.000 millones en ganancias a su fabricante Purdue Pharma. El lucrativo mercado del dolor se convirtió en “emergencia nacional” en Estados Unidos en el 2017 generando preocupación por el manejo que se le dan a dichos medicamentos. Esta crisis ha dado paso a condenas multimillonarias por indemnizaciones en contra de droguerías y fabricantes de estos analgésicos como consecuencia del aumento significativo de drogadictos y muertes asociadas con el uso indebido de estos. Según los CDC (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), en las últimas dos décadas, se han quintuplicado las muertes por sobredosis de opioides y, estos, son la principal causa de muertes accidentales en Estados Unidos.

Esta semana Walgreens, Walmart y CVS Pharmacy anunciaron que están discutiendo nuevos acuerdos para pagar cerca de US$8.000 millones con el fin de resolver las múltiples demandas interpuestas en varios estados por su responsabilidad en la epidemia, al determinarse que dichas compañías contribuyeron a fomentarla. La conocida familia de “filántropos” Sackler, dueños de Purdue Pharma (se dice que OxyContin desencadenó la crisis de los opioides en Estados Unidos) acordó pagar más de US$4.000 millones responsabilizándose por su rol en la adicción a los opioides y su crisis de sobredosis.

Esta epidemia, además, ha puesto al descubierto las prácticas agresivas que algunas farmacéuticas usan para cortejar al personal de la salud. El periodista Radden Keefe, en su libro “El imperio del dolor”, describe en detalle cómo Purdue gastaba millones en campañas e incentivos para persuadir de los beneficios de su popular calmante, OxyContin; medicamento, que resultó ser altamente adictivo contrario a lo que decían.

A parte de la corrupción evidente, la crisis de los opioides nos deja retos; pues, el dolor es la causa más frecuente de consulta médica. La búsqueda por evitarlo y/o por tratarlo ha hecho de la población estadounidense una sociedad adicta a los analgésicos - se estima que en Estados Unidos se consume el 80% de los analgésicos opiáceos producidos en el mundo. Mientras que en América Latina se reporta una subutilización crónica de estos medicamentos (con cifras alrededor del 0,3 por ciento de consumo regional). Si bien, dicen algunos expertos que, en Estados Unidos existe una cultura de la medicación; es claro, que en América Latina pacientes con dolor intenso y crónico carecen de tratamientos efectivos.

El dolor es definido por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor como “una experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial”, es decir, es por naturaleza subjetivo. ¿Como tratar entonces algo cuya percepción, su experiencia, están fundadas en múltiples factores y causas, incluyendo factores culturales y personales del individuo? ¿Cómo entender la paradoja que mientras en una parte del globo el uso desbordado de unos medicamentos se convierte en pandemia, simultáneamente en otras latitudes se requieren para mejorar la salud?

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