“Sandra estaba casada con Ernesto, un alto ejecutivo. Cuando vino con él a mi oficina, me encontré con un hombre que, a pesar de ser joven, utilizaba frases pomposas y argumentos rebuscados que hacían honor a su estatus.
¿Cuál era el problema? Que, según él, su actividad demandaba almuerzos extendidos de trabajo y reuniones con clientes y colegas que siempre terminaban con un exceso de alcohol. ‘Unos traguitos, doctora, son parte de mi trabajo’, sostuvo, solo que los traguitos se multiplicaban a lo largo de la semana.
Con frecuencia Ernesto regresaba a casa borracho, de madrugada o, a veces, al día siguiente. Sandra no aguantaba más. Mientras tanto él no reconocía el problema; además, era un buen proveedor y, cuando tenía tiempo, también se mostraba cariñoso con su esposa. No lograba entender por qué Sandra se enojaba tanto ni comprendía su desconfianza.
Los hombres de su familia siempre tuvieron esos permisos y su madre nunca les hizo problema. El día siguiente estaba marcado por la resaca. Ernesto pasaba acostado, de mal genio y sin ningún ánimo para compartir con su familia. Como un déjà vu, la historia se repetía cada Semana. Sandra detestaba esa vida. Sentía que no servia para nada y hasta que no se veía bonita, había días en que ni siquiera se cambiaba de ropa. Sentía pena por sus hijos, pues compartían poco con el padre.
‘Si nos separamos, no lo van a ver nunca’, sentenciaba, angustiada. Al mismo tiempo, dependía de Ernesto económicamente y no tenía el coraje de sacrificar su comodidad. Conforme avanzaron las sesiones, Sandra comenzó a sentirse mejor con su imagen, a valorarse más, emprendió un negocio y consideró seriamente una ruptura si él no cambiaba”. Claudia empezó su vida profesional a temprana edad.
Los medios fueron la pasión a la que se entregó con intensidad, la misma con la que conoció el amor. Se caso dos veces, tuvo hijos y se divorció. La que la llevó a sus 35 años a iniciar una carrera para “sanar sus dolores” y al lograrlo, se permitió a los 43 iniciar una relación con un hombre 10 años menor con quien se casó y cumple 12 años a su lado.
El libro “Amar no cuesta tanto” -Un taller personal para enfrentar el miedo y vivir el amor- explica con detalles e historias como superar el miedo al rechazo, a traumas infantiles, al abandono, la traición y tantos otros. Es fruto de la experiencia profesional como psicóloga y personal, que a los 55 años, escribió Claudia González.