¿Qué el amor es gratis? No. No lo es. Muchas veces resulta carísimo. Se paga con dolor. Con todo el sufrimiento que trae su muerte. Con el adiós. Nadie está exento de que se le acabe lo que sentía por otro. En cantidad o intensidad. Mucho menos que dejen de sentirlo por uno. El despecho es universal y la forma de afrontarlo no.
“Juntos, hasta que la muerte nos separe, dicen las parejas enamoradas, sin saber, que, en efecto, será la muerte, pero la muerte del amor lo que probablemente las lleve a caminar sendas distintas” escribe Gaby Pérez Islas en su nuevo libro “La muerte del amor”. No es casualidad su nombre. Ella tiene estudios de maestría en tanatología, la disciplina que se ocupa del estudio de la muerte y el proceso de morir, así como de los aspectos físicos, psicológicos, sociales y espirituales asociados con la muerte y el duelo.
Gaby dedicó a ello sus seis libros anteriores. A cómo enfrentar la muerte y el proceso de duelo de manera más saludable y constructiva. Al manejo del dolor y el sufrimiento. Pero le faltaba este. El que habla de ese sentimiento que posiblemente hace sentir la muerte en vida. Un despecho puede alterar completamente la realidad de quien lo vive y con ella su entorno, su ser social y profesional. Un desamor mal manejado anula la productividad. Puede ser incapacitante.
“Nos negamos al final del amor, aunque lo tengamos en frente, porque nos creímos esa promesa de eternidad de la que hablaba al comienzo. Y cuando llega ese momento, muchas veces nos falta el valor para tomar la decisión de terminar o hacer cambios estructurales y seguir adelante. La muerte del amor duele también porque arrastra con ella todas nuestras ilusiones y planes a futuro. Desprende de la pared esa foto que colgaste y con la que tanto te has identificado: la casita y la familia feliz” dice ella.
Somos muchos -la gran mayoría- que nos hemos sentido tristes, rotos, sin esperanza, porque no tenemos ni idea cómo avanzar sin esa persona que se va, sin ese amor que muere y cuyo cadáver cargamos aun cuando su peste contamina nuestra existencia. Todos enfrentamos ese momento cuyas únicas opciones son reconocer que ha fallecido y enterrarlo, o seguirlo cargando. ¿Por qué a nosotros?, ¿Por qué ahora?, ¿Qué puedo hacer?
“Nadie se llevará tu capacidad de amar, esa la traes puesta. En ello radica la esperanza, en entender que el corazón puede sanar si se elabora bien el duelo por la muerte de un amor” promete Gaby Pérez. Y escribió este libro para ello.