Analistas 15/07/2024

Pertenencia

Lewis Acuña
Periodista

La Selección Colombia puede ser una metáfora de la vida, la sociedad, el esfuerzo, de la superación personal, del trabajo en equipo, pero quizá, sobre todo ello, lo es hermosamente de la pertenencia. Independientemente de sus resultados, nos da minutos valiosos y muy significativos para sentirnos parte de algo muy grande. No es poca cosa. Existe una crisis de pertenencia y encontrar maneras de estimularla se ha convertido en una misión social urgente.

“Parece que no estamos solos en esto de estar solos” dice la canción Message in a Bottle de The Police y la ciencia lo respalda, definiendo la soledad como ‘el extremo al que las personas se sienten desconectadas del resto de la humanidad’. No es que no tengamos a nadie, sino que nos distanciamos a propósito de los otros. Alcoholismo, drogadicción y suicidios son también llamadas “enfermedades de desesperación” y su causa identificada -en muchos casos- como ‘dolor social’. Uno, por ejemplo, que también ejerce su presencia en el caso de los refugiados alrededor del mundo.

“A pesar de la toxicidad de nuestros políticos, las traiciones y los traumas de nuestro pasado y las hostilidades e injusticias del mundo en general, muchos hemos experimentado cómo una simple relación o incluso un simple encuentro puede ser una poderosa y sanadora fuente de pertenencia (…) lo que ocurre en un parpadeo, incluyendo ese parpadeo puede representar una gran diferencia” son “intervenciones sabias”. Así las llama el psicólogo Geoffrey L. Cohen en su libro que enfoca en la ciencia de crear vínculos y tender puentes entre las diferencias: “Pertenencia”.

Cohen asegura que escribió el libro con la esperanza y la creencia de ofrecer herramientas para identificar y aprovechar las oportunidades de entendimiento pero sobre todo para la conexión. “Para reforzar nuestro propio sentimiento de pertenencia y promoverlo en nuestros seres queridos y en las personas a las que enseñamos, dirigimos y gestionamos y en aquellas con quien discutimos. Nos ayudarán a convertir cualquier encuentro en oportunidad para reforzar nuestro sentimiento de pertenencia y ayudar a otros que se sientan más incluidos”.

La Selección que hoy nos enorgullece, es ejemplo de ello. Lo hace porque cada partido se convierte en un catalizador para contra el fenómeno de la soledad. La victoria no solo trae alegría, sino un sentido de orgullo compartido. La derrota, aunque dolorosa, se transforma en una oportunidad para fortalecer los lazos y la resiliencia colectiva.

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