Hablar de lo estoico es para muchos la resistencia para existir pasivamente en medio de adversidades y una vida marcada por la renuncia a lo material o a la lucha por conseguirlo. No es de extrañar. Antes de su aparición la mayoría de los filósofos eran pobres. Incluso uno de los más trascendentales, Aristóteles, aseguraba que de haberlo querido muchos de ellos habrían podido acumular riqueza pero que no era su enfoque ni tenían la ambición para hacerlo. Su tarea más importante, recalcaba, era la filosofía misma, el pensar. Los estoicos le demostrarían con su llegada que es posible vivir con una poderosa sed de conocimiento y la visión trascendental aplicable del pensamiento en el día a día que les permitía alcanzar la abundancia. No solo del saber, sino material. Ser rico no era una excepción entre los estoicos.
La riqueza no es mala en sí misma, sino lo que uno decida hacer con ella lo que realmente importa, lo afirmaba Séneca, estoico y una persona muy adinerada de la antigua Roma. Como emperador Marco Aurelio también lo era y siguió los mismos principios de pensamiento basados en las cuatro virtudes esenciales: sabiduría, justicia, coraje y disciplina. Con ellas la fortuna es una herramienta que bien utilizada es beneficiosa pero sin convertirse en el eje de la vida. No era austeridad privativa la que promulgaban, era un desapego consciente con el que valoraban la abundancia. “Abundantia, estoicismo para inversores” es un enfoque práctico para generarla a través de la interpretación de las cuatro virtudes.
De la sabiduría asegura que permite aproximarse a diferenciar con claridad lo que está bien de lo que no y en el mundo de las inversiones ganar dinero de una manera honesta es imprescindible para vivir tranquilamente. Adicionalmente esa sabiduría llevará a determinar cuando una potencial inversión -económica, de tiempo, de relaciones, etc- aportará al logro de objetivos más altos y la toma de decisiones racionales.
La justicia, que para los estoicos era una de las más valiosas, es tratada como el beneficio a la sociedad y no actuar solo por interés personal. De hecho, asegura que las inversiones sin justicia social tienen su días contados. El coraje -actuar a pesar del miedo- está en el hecho de la diversificación de inversiones, por ejemplo. La disciplina la demuestra con Warren Buffet quien obtuvo después de los 65 años la mayor parte de su fortuna. A la edad en la que la mayoría piensa en pensión, su disciplina lo llevó a ser multimillonario, dice.