¿El dinero compra la felicidad María? “Para nada, no te imaginas la cantidad de clientes que tengo llenos de plata totalmente infelices. No para nada”. Sabiduría Emocional: Guía para convertir en un hábito estar en calma y plenitud sin importar las circunstancias, es el nuevo libro de María Paula Rodríguez, mentora y entrenadora de construcción de resiliencia personal certificada por la Escuela Huber.
En la portada la palabra “Inteligencia” está tachada y la reemplazas por “sabiduría”. ¿Por qué?
Precisamente lo quise poner así porque nos han enseñado a manejar nuestras emociones desde el intelecto, desde nuestra razón, pero lo que yo propongo en el libro es que las emociones van más allá. No podemos solucionar los problemas de nuestra vida basándonos en el pasado, en la lógica, en contener las emociones, sino que hay un mensaje mucho más profundo, que yo llamo un poquito espiritual, y que tiene que ver con una transformación de nosotros, de cómo vemos las cosas, cómo percibimos nuestras circunstancias y eso no se logra a través de la razón, eso se logra a través de la intuición. La otra parte es que también nos han dicho tanto que al cambiar nuestros pensamientos, al pensar positivo, nuestras emociones pueden cambiar y eso para mí fue falso.
¿Cómo se refleja eso fuera del campo emocional. En lo profesional, en el día a día?
En todo porque es que nosotros no somos conscientes del mal que nos hacemos con esas emociones en el cuerpo. Cualquier emoción desgastante o negativa lo primero que hace es desconectarte de tu neocórtex. Ese es el lugar de tu cerebro donde se encuentra todo el pensamiento estratégico, tu conciencia, toda la creatividad y todo lo que te ayuda a tener herramientas para hacer eficiente en tu día a día. Entonces cuando uno carga un dolor, estrés, tristeza; uno se vuelve bruto, que pena que te lo diga así, se vuelve bruto simplemente porque tu cerebro no está funcionando al 100% y te vuelves completamente ineficiente. Entonces el llamado precisamente de mi libro es “oiga, pilas, las emociones si tienen una función y una utilidad, pero lo que está mal es que no la saquemos del cuerpo y no las procesemos de una manera consciente, porque si no la sacamos, están afectando nuestra vida diaria, nuestra eficiencia personal, la forma como percibimos el mundo.
¿La intuición se aprende o se afila?
Todos somos intuitivos, lo que pasa es que no tenemos ni idea cómo escuchar esos mensajes que nos dan certeza sobre nuestro andar en esta vida. Es cuestión de afilarla, de volverla a encender.