Una obra de arte. Se casó con una obra de arte. Literalmente. Sus manos gruesas, con la dureza del hombre que moldea rocas, acariciaban un rostro suave, perfecto. Tanto como cada una de sus curvas, su espalda, su pelo. Todo en ella era lo que había deseado desde siempre. Todo por lo que había decidido nunca involucrase con ninguna otra.
En su mente había reposado la existencia de aquella mujer muchísimo antes de tenerla en sus brazos. Centímetro a centímetro había esculpido cada uno de los detalles que la hacían única. Imagino su personalidad, su calidez, su respeto y la reciprocidad a sus sentimientos. Pulió la honra y la moral que la harían tan distinta, un milagro.
Así lo soñó, así lo trabajó, así lo rogó al cielo. De rodillas, con ofrendas. Toda una vida, porque tuvo otra cuando fue escuchado. Lo supo al besar esos labios cálidos, como nunca los había sentido. Él que lo tenía todo, siempre había estado carente de ella, pero al fin, respiraba entre sus brazos, los que nunca se cansaron de cargar certezas. Esa mujer, era la más importante de ellas.
Él se convirtió en mito. Una leyenda. Un símbolo del poder transformador de la creencia, las expectativas y la transformación. Su historia de amor y pasión rompió los límites del tiempo, de los siglos. La ciencia la considera un fenómeno, una base conceptual. Un concepto medible y observable en el comportamiento humano. Es un hecho psicológico.
Las altas y bajas expectativas de una persona sobre el desempeño de otra influyen inconscientemente en el comportamiento de la primera persona, lo que a su vez provoca que la segunda persona cumpla la expectativa original. Todos somos de cierta forma escultores de realidades humanas. Incluyendo las propias.
Las creencias que una persona tiene sobre su propia capacidad o un resultado futuro influye en su comportamiento, haciendo que ese resultado se materialice. Hay un poder real y comprobable de dar vida a nuestros ideales y metas. De traer a la vida lo mejor que imaginamos de nosotros mismos y de los demás. Ese poder lo llamaron “profecía autocumplida” o “efecto Pigmalión”.
Pigmalión era un rey de Chipre y un escultor extraordinario. Frustrado, decidió no casarse nunca y dedicarse al arte. “Galatea” llamó a la escultura más perfecta que el mundo había visto y que era un copia idéntica a la mujer que había imaginado. Era la misma a la que Afrodita, diosa del amor, decidió darle vida para compensar los ruegos de amor de su escultor.
‘Ecos del Olimpo’, de Álex Rovira, es un libro sobre la sabiduría eterna para mejorar y transformar tu vida, basado en la mitología griega. Una carta para entender la complejidad de la vida.