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Ojalá más niños quieran ser influencer

Lilian Mariño Espinosa

El mapa de la compañía de finanzas Remitly, que fue popular hace algunos meses y que escandalizó a Latinoamérica, lugar en el que la mayoría de los niños veía el trabajo de influencer como su sueño, debería alegrarnos más que entristecernos. La realidad es que ser influenciador o creador de contenido no es fácil, y quiénes así lo creen es porque desconocen el trabajo que hay detrás de la industria de la información.

Después de una década en medios de comunicación, generando contenido relevante para lectores informados y calificados, respeto y valoro el esfuerzo que hay detrás del contenido de influenciadores, porque si lograron captar la atención de millones de audiencias y mantenerse es porque lo que producen tiene valor, conocen a su audiencia y se informan. Esto demuestra que, hoy más que nunca, el contenido es el rey y sin importar los medios, un mensaje con valor y profundidad es lo que importa.

El valor de este oficio es que además crea economía. El 20 de junio de 2016, en medio de la euforia de un partido de Colombia, Daneidy Barrera, subió a su cuenta de Instagram, @chamitha.cheer, uno de los videos más populares de la historia colombiana apoyando a la Selección Colombia. Años atrás tal vez este mensaje habría quedado solo como una anécdota en las cámaras de televisión, sin embargo, hoy Epa Colombia es la parábola del emprendimiento y genera más de 300 puestos de trabajo. Influencers como ella, Luisa Fernanda W, La Liendra, Rubigol o miles de ejemplos similares, son la muestra de que vale la pena apostarle a esta industria como país, pues genera emprendedores que tienen que empezar a pagar impuestos, crear puestos de trabajo y construir empresa.

Más que tener resentimiento, es admiración lo que deberíamos sentir por un joven como Rubigol, que a sus 21 años sabe quién es Luis Carlos Reyes, la Dian o pone sobre la mesa la dificultad de la facturación electrónica. Si mal no recuerdo yo a mis 21 años, ad portas de graduarme de la universidad, de milagro sabía que era una tarjeta de crédito y estaba pensando era cómo gastarme un mínimo producto de mi primera práctica.

Este mundo, que muchos ven, pero desconocen, es la oportunidad de hacer fluir el capitalismo. Hoy, según Influencer Marketing Hub, el valor del mercado se situó en US$24.000 millones, se triplicó desde 2019 y lo más importante es que en redes no importa mucho si eres una marca de 70 años o una joven de 20 que sabe maquillarse, lo que vale es que cada día se levante a trabajar, investigue, se prepare, publique un video y compita en el libre mercado para ganar seguidores.

Así, que yo sí me alegro que en Colombia los niños quieran ser influencer, porque se darán cuenta de lo que es ser emprendedores, aprenderán a buscar los recursos que necesitan y se esforzarán por seguir y hacer crecer eso que los apasiona.

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