Analistas

Claudia Goldin y la equidad de las mujeres en el trabajo

Luis Antonio Orozco

Como preámbulo al anuncio del Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en Memoria de Alfred Nobel de este año, la división de historia del Academy of Management conmemoró el galardón del año pasado, entregado a la profesora Claudia Goldin por sus contribuciones a la explicación de las brechas que tienen las mujeres en el mercado laboral. Goldin, quien es la primera mujer en lograr el tenure -una posición permanente- como profesora en la escuela de economía de la Universidad de Harvard, ha dedicado su carrera, como ella misma reconoció en su discurso de hace un año, a ser detective de la historia.

“Siempre me he considerado una detective y hace muchos años, más de 20, escribí un artículo titulado ‘The Economist as Detective’. Siempre quise ser detective. Lo he sido desde que era una niña pequeña.

Hace mucho tiempo que quería ser bacterióloga y hacer mi trabajo de detective bajo el microscopio. Pero en lugar de eso, hago mi trabajo de detective con documentos de archivo, con grandes cantidades de datos. Quiero decir, hubo una época en la que no teníamos esta enorme cantidad de datos almacenados y uno tenía que extraerlos de documentos de archivo”, indicó la profesora como nos recuerda el post del Academy en LinkedIn.

A través de sus investigaciones descubrió patrones a largo plazo de los mercados laborales para comprender mejor la complejidad de las brechas de género. Con su libro de 1990 ‘Understanding the Gender Gap: An Economic History of American Women’, y sus investigaciones ulteriores sobre la educación superior en los Estados Unidos, que luego de varios artículos se condensó en el libro ‘The Race between Education and Technology’ de 2008, Goldin proporciona aportes que no solo representan una gran utilidad para el diseño de políticas para la equidad de género, sino que contribuyen al campo de la gestión y la toma de decisiones para mejorar la administración de la diversidad organizacional.

La evidencia de Goldin muestra que la participación de las mujeres en mercado laboral presenta una forma de U invertida entre inicios del siglo XIX y finales del XX. La era industrial incidió en que la mujer centrara su trabajo en los quehaceres del hogar, un trabajo arduo, no remunerado y que debería serlo y sumado al valor de producción de la economía como indica Mariana Mazzucato. Ese estereotipo de la mujer responsable de la casa y los hijos fue cambiando desde la década de 1960 con la Ley de Igualdad Salarial en Estados Unidos y la admisión de mujeres en universidades de la Ivy League. Una de las principales conclusiones de Goldin es que aumentar la inversión en educación superior para vincular más mujeres, así como ampliar la edad en la que se casan y tienen hijos, favorece su inclusión en el mercado laboral.

Profesiones bien remuneradas y de exclusividad masculina como el derecho y la medicina empezaron a ser ejercidas por mujeres. En Colombia, para 1937 Rosita Rojas Castro fue la primera mujer en recibirse como abogada en la siempre liberal Universidad Externado de Colombia, y sería más célebre porque al ser nombrada jueza -palabra inexistente entonces- se demandó su elección -las mujeres no tenían derecho a elegir- y la ganó con el respaldo de su Universidad. También destaco que Yirlehan Ramírez Murillo será la primera mujer afro, oriunda del Chocó, en titularse como doctora en administración en Colombia gracias a su tesis sobre el emprendimiento femenino en condiciones de vulnerabilidad, dirigida por la profesora Gloria Díaz, directora del Centro de Emprendimiento Externadista.

Luego de la pandemia del covid-19 y la acelerada tendencia por la transformación digital, queda claro que la administración tiene mucho que aportar para facilitar el cierre de brechas con la gestión humana de las organizaciones. De una parte, el trabajo remoto permite que las mujeres aprovechen el tiempo gastado en desplazamientos y organicen su agenda para atender los deberes laborales y de crianza. De otra parte, es posible programar horarios y turnos para favorecer a las mujeres que deben prestar un servicio personal siempre que avancemos como sociedad en remunerar trabajos por horas y no por géneros como lo hace los Estados Unidos.

Seguramente los nuevos Nobel de Economía tratarán otros temas no menos importantes, pero gracias al recordatorio de la división de historia del Academy comparto estas ideas con los lectores de esta columna sobre un muy bien reconocido trabajo de investigación en ciencias sociales.

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