El fin de la gobernanza y de la ciencia con la reforma a las regalías
viernes, 8 de noviembre de 2024
Luis Antonio Orozco
El proyecto de acto legislativo 132 de 2024 busca modificar los artículos 332, 360 y 361 de la Constitución Política para aumentar la autonomía territorial y la descentralización administrativa en la asignación y manejo de los recursos del Sistema General de Regalías (SGR).
Pretende que 10% actual que se destina a ciencia, tecnología e innovación sea, según el texto radicado “para la inversión por parte de los Departamentos en proyectos de investigación, emprendimiento, competitividad, cierre de brechas digitales que impulsen la transformación productiva y energética del territorio.” Hay que anotar, como lo hizo la Representante a la Cámara Jennifer Pedraza, que se omite la palabra ciencia, que no es menor, ya que de plano no se destinarían recursos al avance teórico del conocimiento.
¿Cómo sería posible crear algo nuevo, por ejemplo, en computación cuántica, si no conocemos los fundamentos que explican la dinámica de los electrones y la energía? Pero lo más grave es que el proyecto tiene el firme objetivo de eliminar los Órganos Colegiados de Administración y Decisión (Ocad) y con ello la gobernanza de la ciencia.
La gobernanza es un proceso de negociación de actores con variopintos intereses, que se ponen de acuerdo para coordinar sus acciones y tomar decisiones para lograr fines comunes. Suprimiendo el Ocad de Ciencia, Tecnología e Innovación se elimina la gobernanza sobre el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (FCTeI), que de por sí, ya le falta al menos tres actores: empresarios y gremios, organizaciones civiles y científicos de élite internacional.
El Ocad hoy está conformado por tres vértices: el gobierno nacional representado por tres ministros, el DNP y MinCiencias; el vértice territorial por seis gobernadores y el vértice de las universidades conformado por cuatro públicas y dos privadas. Desde los enfoques que hemos propuesto en el Manual de Diseño y Análisis de Políticas Públicas de la Universidad Externado de Colombia podemos criticar la forma de decisión del órgano desde el modelo de la caneca de basura hasta los heurísticos y sesgos.
Sin embargo, lo que no podemos cuestionar es la importancia del mecanismo de control. Las decisiones quedan registradas en actas de acceso público y los miembros del Ocad ponen en juego su reputación. En el Ocad se sabe el nombre y por tanto la trayectoria y experiencia de los delegados. Recordemos, como insistimos en el Manual basados en el trabajo de Herbert Simon, que la experiencia es fundamental para mejorar las deliberaciones y decisiones.
Si bien el argumento de los entes territoriales es que entre 2022 y 2024 los departamentos ya no reciben la distribución, pues se hacen a través de convocatorias públicas, abiertas y competitivas, también es el efecto de una desastrosa administración de MinCiencias.
Si pensamos como país, con las regalías podríamos invertir en grandes proyectos nacionales concentrando esfuerzos para avanzar ciencia, que no tiene territorialidad, con la que se puede progresar en la solución de los grandes retos de la humanidad como el cambio climático y la transición energética con ciencia y tecnología de punta.
Miremos el ejemplo de Chile. Como preámbulo al 2025, declarado por la ONU como el año internacional de las ciencias y las tecnologías cuánticas, hace algo más de un mes la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile Aisén Etcheverry presentó en la Casa de la Moneda el informe de la Comisión Experta en Tecnologías Cuánticas.
La Comisión, integrada por destacados científicos y universidades de Chile y del mundo, luego de 120 días de trabajo presentó 15 recomendaciones al gobierno para el diseño de políticas de cara al futuro. Si bien esto no dista del proceso que tuvimos en Colombia para 2019 con la Misión Internacional de Sabios, lo que es distintivo en Chile es que desde hace décadas ha venido invirtiendo en investigación básica en este campo, más de 20 millones de dólares integrando diversos fondos como Fondecyt y Fondef, logrado avanzar en el entendimiento de principios fundamentales de la física cuántica, y por tanto, como me comentaba Carole Díaz del MinCiencia, surgen emprendimientos como SeQure Quantum con un sistema de encriptación aleatoria para ciberseguridad único en el mundo.
En Chile la aristocracia científica da los lineamientos para la inversión de fondos que se nutren de las regalías y con el tiempo generan innovaciones para la eficiencia energética, los sensores, la salud y la carrera aeroespacial, en la que con sus avances en mineralogía y astrobiología se hace un socio importante para la Nasa. Recordemos que es Chile, con la declaración de Santiago, quien lidera la iniciativa de gobernanza de la inteligencia artificial en América Latina.