Analistas

¿Estamos formando profesionales en finanzas públicas?

Luis Antonio Orozco

La situación abismal que se proyecta con las decisiones del gobierno del cambio frente al manejo de las finanzas públicas genera desasosiegos que van desde la estabilidad macroeconómica de largo plazo que preocupa al Banco de la República, los organismos financieros internacionales y los grandes inversionistas, hasta la inflación de corto plazo que sentimos todos los que somos pueblo. Si bien la academia ha reaccionado a los atentados contra la democracia, la separación de poderes y las decisiones fiscales, hay una necesidad central del país, y es la formación en finanzas públicas.

Una consulta en el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior revela una gran oferta de programas en finanzas, pero su énfasis es en finanzas corporativas, banca, mercados de valores y portafolios de inversión, gestión financiera de proyectos, riesgos financieros, administración financiera, economía financiera y MBAs con énfasis en finanzas. Esta oferta alimenta en buena parte lo que Mariana Mazzucato llama la economía de casino, una actividad especulativa para la extracción de valor. El Nobel de economía, Daniel Kahneman, llamó la atención sobre la ilusión de control que tienen los profesionales de las finanzas de inversión, creyendo que tienen una habilidad especial para vencer al mercado, mientras que la evidencia científica muestra que gran parte del éxito atribuido a la habilidad es, en realidad, simple suerte o varianza estadística. También sabemos, repasando la historia empresarial, que las dinámicas del valor bursátil de las corporaciones dependen de los tratos, de la toma hostil, de flotantizar empresas, y claro, de la manipulación y del manejo de información privilegiada, más que de una capacidad formada profesionalmente que permita anticiparse a las dinámicas de los mercados.

En cuanto a las finanzas públicas, solo existen tres programas de especialización ofertados por la Esap, la Universidad Santo Tomás y el Politécnico Jaime Isaza Cadavid. En el nivel de maestría, no encontré, a excepción de la Maestría en Alta Gerencia de los Recursos Públicos de la Universidad Externado de Colombia, una formación de alto nivel para los miles de profesionales que necesitan competencias para entender las dinámicas de los presupuestos -con su estatuto orgánico-, contratación estatal, vigencias futuras, adiciones presupuestales, manejos de contingencias fiscales, adherencia a la regla fiscal, entre otros temas clave. Es necesario contar con profesionales que sepan cómo operar en medio de una legislación diversa que incluye el Decreto 2681 de 1993 (que trata de operaciones de crédito público y contratación directa), la Ley 80 de 1993 con el Estatuto General de Contratación de la Administración Pública y las dinámicas del Secop, la Ley 1712 de 2014 de Transparencia y del Derecho de Acceso a la Información Pública Nacional, el Marco Normativo para Entidades de Gobierno (Mneg) y Empresas (Mnep) del Sector Público y la Ley 2056 de 2020 sobre el Sistema General de Regalías, entre otras disposiciones.

Pero no solo se necesita conocimiento del marco legal. La Maestría del Externado, liderada por el reconocido jurista Iván Darío Gómez Lee y la decana de la Facultad de Contaduría Pública, María Elena Escobar, y su director académico y de investigación, César Beltrán, ofrece una formación fundamentada en ciencias contables y de la gestión de la auditoria, el cumplimiento, el control y la lucha contra la corrupción. En este programa venimos trabajando encomiablemente por ofrecer un espacio de formación del más alto nivel para la administración integral de las finanzas y los recursos públicos. Con la interdisciplinariedad de los cursos y seminarios, entre ellos el de habilidades para la toma de decisiones a mi cargo, contribuimos a la formación de un capital social técnicamente robusto y éticamente sensible para manejar los recursos de todos los colombianos.

El país necesita, como decía Rafael Reyes, menos política y más administración, con profesionales que sepan de gestión de los recursos públicos, de manejo del erario, de gerencia transparente de la Hacienda con razonamiento moral. Esperamos de la academia no solo ampliar una oferta de programas de alta calidad, sino que, como evidencié en la columna anterior, realice investigación de fronter que genere nuevas propuestas a los problemas y retos que tiene Colombia en materia de finanzas públicas.

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