En mis investigaciones sobre gobierno corporativo encontré un profesional en ciencias contables y magíster en medio ambiente y desarrollo, con fundamentos en estudios de ciencia, tecnología y sociedad, que hizo una investigación doctoral sobre reportes de sostenibilidad. No solo se desarrolló una gran amistad, sino que descubrí una nueva visión de la contaduría pública y su función frente a los reportes de sostenibilidad y la innovación institucional para el desarrollo.

La imagen del contador como ese profesional que está en el último rincón de la empresa, atiborrado de carpetas y folios, rodeado de calculadoras al frente de un viejo computador está quedando en el pasado, en esas novelas tipo Betty la fea. La actividad del contador que se la pasa revisando facturas y armando éxceles de empresa en empresa, esperando su agosto con las declaraciones de renta, está cambiando radicalmente en la cuarta revolución industrial.

Ahora los algoritmos se encargan de sugerirnos la renta. Nos dice Andrés Oppenheimer en su ¡Sálvese quien pueda! que la inteligencia artificial de Watson de IBM “puede encontrar exenciones impositivas que la mayoría de los contadores no tienen en cuenta porque están enterradas en la letra chica de las leyes”.

Una mirada a las firmas de auditoría y servicios contables, las famosas Big Four -PwC, EY, Kpmg y Deloitte- en otrora ocho, nos muestra que en realidad son empresas multiservicios donde contadores incorporan el trabajo de abogados, administradores y economistas para realizar consultorías y asesorías. Esto es indicativo si pensamos en la esencia de la contaduría pública: la fiducia en los actos y contratos de las personas naturales y jurídicas. Esta confianza es la base del buen gobierno corporativo, de la reducción de costos de transacción y del valor.

He indicado en publicaciones como Biotecnología y valor social: el emprendimiento científico del Cimpat para enfrentar la enfermedad de Chagas en Colombia, que el valor tiene tres componentes: el ético que defiende los valores que componen la moral de una sociedad; el económico determinado en los precios de las transacciones; y el social que resulta de la solución de problemas y satisfacción de necesidades.

No hay otra profesión que tenga el bagaje para entender qué es el valor y coadyuvar a las empresas a enrutarse hacia la sostenibilidad, haciendo que las lógicas de reportes como el Global Reporting Initiative - GRI o el Estándar Corporativo de Contabilidad y Reporte de Gases Efecto Invernadero - GHG Protocol, entre muchos otros, nos ayuden a transformar los modelos de negocio.

La Asociación Colombiana de Facultades de Contaduría Pública, Asfacop, celebró sus 50 años con un evento en la Universidad Externado de Colombia el pasado 14 y 15 de marzo. La anfitriona y decana de la Facultad de Contaduría Pública, María Elena Escobar, viene impulsando la formación de una nueva generación de contadores, competentes para liderar la sostenibilidad frente a los cambios tecnológicos.

Mauricio Gómez, contador general de la Nación, viene insistiendo en que debemos repensar al profesional de contaduría pública como eje de una sociedad responsable con la sostenibilidad. Mi amigo, el profesor César Beltrán, porta esa formación que necesitamos de los contadores públicos del futuro, fundada no solo en integridad ética y gestión medioambiental, también versada en el avance de la ciencia y la tecnología orientada a la sostenibilidad.