Compromiso Valle, un ejemplo
Frente a la crisis social del país, el sector privado debe ayudar a articular soluciones y a poner de su parte en la respuesta que urge a nuestra sociedad. Pues bien, iniciativas como las que han tenido el Comité Intergremial y la Andi, al proponerle al Gobierno un texto alternativo de reforma fiscal aceptando soportar los costos de la misma desde las empresas y con las personas de mayores ingresos, para financiar el nuevo gasto social necesario para atender a los más pobres, muestran cómo el empresariado se está moviendo, demostrando sensibilidad, solidaridad y proactividad. A su vez, en las regiones los empresarios han fortalecido sus proyectos de responsabilidad social empresarial, lo que es fundamental, pues todos los actores sociales, empresariales y oficiales deben sumar para que las soluciones puedan robustecerse y ganar en impacto. Compromiso Valle es un buen ejemplo de un sector empresarial que gana en empatía y solidaridad con su entorno.
La dimensión de sostenibilidad implica necesariamente el cuidado del medio ambiente, lo que el Papa Francisco llama el cuidado de la casa común, con su concepción de ecología integral que tiene como base que la crisis ambiental es, a su vez, una crisis social. Así aparece esa otra cara de la dimensión de la sostenibilidad que es la social.
Los empresarios saben que requieren una sociedad sana para poder operar y crecer. Y la nuestra requiere y pide a gritos muchas sanaciones. Por ello es vital ser muy efectivos tanto en las respuestas de corto plazo; como también en el diseño de estrategias de mediano y largo plazo. Ser efectivo es algo que es muy propio del sector privado. Esa capacidad de gestión, de eficiencia y eficacia, pueden ser los diferenciales en el momento actual. Pues hay que llegar con respuestas que comiencen a dar soluciones a los problemas. Porter explica cómo el sector privado tiene la capacidad de escalar soluciones sociales a través del Valor Social Compartido por la sostenibilidad que le dan las empresas. Pero a veces, en situaciones graves como las que vivimos, las empresas deben entrar a complementar la acción del Estado, pues no se trata de sustituirlo.
En este contexto, observemos un ejemplo que está tomando vuelo en Cali con el lanzamiento de la campaña Compromiso Valle, que viene liderando el sector privado desde Propacífico, Andi, Cámara de Comercio, Unidad de Acción Vallecaucana, Comfandi y otros, esta es, si se quiere, una concreción de ese ánimo redoblado de la solidaridad que los empresarios tienen con el entorno y sus gentes, la fraternidad. Este gran programa que articula varias estrategias, desde las urgentísimas de seguridad alimentaria, generación de empleo, oportunidades de educación y formación de capacidades laborales y emprendimiento, pueden ser una respuesta muy pertinente para la crisis social y económica. Es un plan integral que busca dar soluciones de corto plazo y rápidas al problema del hambre. Pero que tiene una mirada de mediano plazo con la formación para el trabajo y el emprendimiento, para dar sostenibilidad en el tiempo.
Ya se ha anunciado que tiene un fondeo inicial de $28.000 millones, se necesitará para un buen impacto por lo menos el triple. Esperamos que muchos empresarios medianos y personas naturales se unan a esta cruzada contra la pobreza en la ciudad. Sin embargo, hay que tener dos cuidados: no generar expectativas que no se vayan a satisfacer, esto en términos de cobertura y calado. Y, de otra parte, diseñar los proyectos concretos oyendo y escuchando a los jóvenes para que estos sean co-creadores de las soluciones, pues así lograremos un mayor compromiso en su implementación y seguramente mayor pertinencia.
Los empresarios tienen la posibilidad de catalizar las soluciones ahora, pues si bien hay muchas que son primigeniamente del Estado, cuando éste falla, por sencilla subsidiaridad hay que actuar.