Innovar, innovar e innovar, es la gran tarea del país para mantenernos a la vanguardia y para generar empleo y riqueza. A través de la implementación de estrategias de innovación se podrá consolidar un espacio en donde empresas, universidades, con académicos y estudiantes, aporten para la generación de soluciones a los retos empresariales.
Tenemos la urgencia de conectar más profundamente el potencial de generación de conocimientos que hay en las universidades con las necesidades de las empresas. Solamente entre las universidades de Cali, Autónoma de Occidente, Icesi, San Buenaventura y Javeriana Cali, tenemos a la fecha casi 800 profesores de planta con formación doctoral, los cuales están preparados para realizar investigación y generar conocimiento. En países como Corea los doctores están en las empresas, por la fuerte dinámica de inversión en investigación y desarrollo. En Colombia los doctores están en las universidades. Las empresas deben aprender a invertir muchísimo más en innovación y lo pueden hacer de la mano de las universidades. Generar bolsas de proyectos podrá ser un camino de rápido crecimiento para la región.
Innovar implica entrar en el camino de la incertidumbre. Pero es peor caer en el riesgo del estancamiento. A muy pocas empresas les gusta la incertidumbre, porque implica riesgo y ambigüedad, pero si quieren realmente diseñar y desarrollar innovaciones disruptivas deben aprender a moverse entre la incertidumbre. Soluciones que surjan como una síntesis de dos tipos de pensamiento: el pensamiento analítico y el pensamiento intuitivo y emocional, basado en los comportamientos de los usuarios, como lo plantea Richard Thaler, Premio Nobel de Economía en 2017 por su contribución a la economía del comportamiento o la contribución de la psicología a las ciencias económicas.
La colaboración entre empresas y universidades es posible mediante un proceso de co-creación que involucre permanentemente la realimentación de los usuarios como centro del proceso de diseño. Pasando de un paradigma de que las personas deseen lo que hacemos a un paradigma en el cual hagamos lo que las personas desean. Esto es un proceso de diseño centrado en las personas. Un proceso que combina tres elementos fundamentales: 1) colisión, 2) ambigüedad e 3) inquietud.
1) Colisión: colisión de mentes y expertos de diferentes áreas del conocimiento. Colisión permanente de diferentes puntos de vista entre ingenieros, diseñadores, administradores y ciencias sociales para un trabajo interdisciplinar. Y además de la colisión de diferentes áreas del conocimiento, también colisión intercultural con equipos internacionales de dos o más universidades diferentes que se encuentran a kilómetros de distancia.
2) Ambigüedad: aprender a danzar con la ambigüedad implica ser capaz de conformar un equipo fuera de la zona de confort de la empresa que pueda trabajar en problemas, en principio, vagos, mal definidos, en donde parte del problema sea definir el problema. Implica ser capaz, como empresa, de renunciar a tener el control de todo y dejar que el equipo tome las decisiones del proyecto. Implica atreverse a hacer, no lo mejor para el sistema de producción de la empresa, no lo mejor para el modelo de negocio actual, sino lo mejor para los clientes y usuarios de la empresa.
3) Inquietud: un equipo inquieto, creativo, intenso y profesional del más alto nivel que no se conforma con lo establecido. Un equipo de apasionados y comprometidos con la innovación, de diferentes áreas del conocimiento y de diferentes nacionalidades que diseñarán productos y servicios realmente innovadores.
Así pues, hay que promover la interacción entre la empresa y la universidad, como un binomio innovador. Difícilmente, la industria colombiana podrá tener un relanzamiento si no invierte en innovación. Los retos del nuevo país, requieren mucha innovación social. Adoptando un modelo de colaboración en el que la incertidumbre puede ser un faro, seguramente podremos avanzar mucho más rápido.