Los pilos en el debate
El Programa Ser Pilo Paga (SPP) es una controvertida apuesta para democratizar la educación superior y ampliar la cobertura de calidad. Pese a los esfuerzos por mostrar sus beneficios, la sangre mana por una vieja herida, la de la desfinanciación de la educación pública frente a una universidad privada que en algunos momentos han considerado costosa, elitista y excluyente. La irritación que causa este programa se dejó ver en uno de los debates presidenciales, cuando, Iván Duque fue el único aspirante que consideró mantenerlo. Es posible que ese imaginario sobre la universidad privada sea una de las razones para ello.
Para Petro, el programa se acabaría en su gobierno. Este candidato quiere una universidad de calidad, nacional y gratuita; sin embargo, es bueno recordar que los logros de calidad y cobertura de la educación superior se deben a ambos sectores. A 2016 según el MEN, los estudiantes totales en las universidades acreditadas de Colombia, públicas y privadas, eran de 724.448, de los cuales 392.208 eran de universidades privadas, es decir el 54%. Los dos tipos de universidad tienen similares números.
Para De la Calle el sistema educativo nos está dividiendo, pero lo que muestran los datos es lo contrario, cada vez estamos más juntos. Para 2014, según datos de Spadies, la cantidad de estudiantes de estratos 1,2 y 3 en universidades privadas con enfoque social como Uniminuto, llegaba al 98,4% y en universidades privadas hoy día acreditadas de Cali, variaba entre 30% y 82%; es decir, ya había una población representativa de estudiantes de estos estratos en las universidades privadas de calidad.
Fajardo propone crear un fondo privado para jóvenes talentosos. Quiere además establecer un sistema de incentivos para aumentar los cupos en universidades públicas, algo que ya viene siendo pensado por este gobierno: incentivos para que por lo menos el 30% de los pilos opten por la pública.
Adicionalmente, se adelantó a Fajardo, al fomentar las becas de fuente privada. Se trata de las Becas Ser, financiadas por los privados a cambio de beneficios tributarios. También se anunció la transformación del Icetex hacia un modelo de financiación solidaria, con lo que se adelanta a los aspirantes que anunciaron que acabarían con el Icetex, todo sin tener que acabar con SPP.
Los estudios ya muestran cómo la probabilidad de llegar a la universidad es hoy equitativamente repartida en todos los estratos gracias al SSP.
Vargas Lleras, por su parte, declaró que prefiere apuntarle a la primera infancia, que también tiene un gran déficit, pero no se trataría de suplir una necesidad dejando de satisfacer otra.
Los aportes que ha hecho SPP han sido muy pertinentes para jóvenes víctimas de inequidades muy profundas, ni más ni menos importantes que las de los niños, por ejemplo, se ha priorizado a jóvenes víctimas de la avalancha de Mocoa, a 158 jóvenes del Plan Todos Somos Pacífico, en zonas particularmente azotadas por la violencia. El Gobierno tendrá que buscar fondos para todos, los más chicos y los jóvenes. SPP puede ser otra vez complementario y no excluyente.
Viviane Morales pone en cuestión el programa porque solo toca al 2% de los bachilleres y cree que se podrán ofrecer muchos más cupos en la universidad pública con estos recursos. Difícilmente, pues los dineros del SPP tienen dos componentes: matrícula y sostenimiento de los beneficiarios, no todo va para las universidades. De otra parte, la efectividad que tuvo el sector privado para generar rápidamente los cupos de calidad no lo tienen, por múltiples restricciones propias del andamiaje oficial, las universidades públicas.
Antes de borrar del mapa el Programa Ser Pilo Paga, convendría evaluar el programa y su impacto en la movilidad social y en el fortalecimiento del servicio público de educación superior, el cual es de gestión pública y privada. Bienvenido el debate, pero con altura técnica e independencia ideológica.