Apenas es una carta
Cuando se otorga tanta importancia a temas que realmente no tienen por qué ser tan relevantes, es factible asumir que tras ello exista un trasfondo superior al que muchos imaginan. Esto es lo que ha venido comprendiéndose con algunas respuestas al envío de una carta escrita por el presidente estadounidense, Joe Biden, al mandatario colombiano, Iván Duque. En no pocos casos, las reacciones han sido desproporcionadas, cuando es claro que apenas se trata de un corto escrito; nada más que eso.
Ahora bien, es cierto que el contenido de la misiva puede poner a muchos a especular sobre una cantidad de posibilidades que la administración Biden estaría sugiriendo, no solo al presidente Duque, sino también a todo su equipo de gobierno. Sin embargo, resulta más apropiado simplemente recibir las palabras escritas y comprender en ellas lo preciso: en esencia, se trata del comienzo del diálogo con el nuevo gobierno instalado en la Casa Blanca, a poco menos de un mes de su inauguración.
La reacción sonora de varios miembros del Centro Democrático en Colombia, lo único que hizo fue ratificar su culpa, al haberse identificado con el apoyo a la campaña del magnate que tanto daño hizo a la democracia estadounidense durante cuatro años. En realidad, la reacción ante los tres párrafos escritos en la carta proveniente de Washington no da para ir más allá del repaso de lo que ya se sabe: existe una relación duradera entre Colombia y Estados Unidos, que sin importar el partido que gobierne en ambos lados, difícilmente se romperá. Otra discusión será la intensidad de dicha relación, de acuerdo con cada administración.
Tal como se ha escrito, la carta no va más allá de tres párrafos en los que el presidente Biden, como jefe de Estado y gobierno estadounidense, se regocija con la posibilidad de revitalizar las relaciones bilaterales con Colombia, luego de resaltar que en 2018 ambos líderes tuvieron su último encuentro en Bogotá y que el mundo ha cambiado mucho desde entonces. Además de ello, el mandatario norteamericano aplaude la gestión del gobierno colombiano que, bajo el liderazgo del presidente Duque, ha sacado adelante la propuesta del Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos. Ello, sin duda, tal como se explicó en LR en una columna previa, ha sido un acierto estratégico de la política exterior colombiana que no solo Biden ha resaltado sino varios actores clave del escenario global.
Así pues, con lo escrito podría entenderse que no existe novedad, excepto con la posición de apoyo a la iniciativa relacionada con el tema migratorio, y que el presidente Duque expresó ser “el aplauso a todo un país”. Pero de ahí a pensar que con esa comunicación ya se está haciendo referencia a la adquisición de nuevos compromisos de Washington frente a Colombia, es un tema bien diferente.
Si lo que se desea es dinamizar la agenda bilateral y lograr resultados favorables para Colombia, realmente falta un camino sustancial por recorrer. Se trata de un proceso que, entre otras cosas, debe comenzar con la renovación del recurso humano que representa los intereses de Colombia en la capital estadounidense, ya suficientemente embebido de “trumpismo” y de esos indeseables hábitos y comportamientos del representante de los republicanos en la Casa Blanca durante los últimos cuatro años.
Para el gobierno colombiano es menester avanzar en el análisis de los pasos a seguir frente a Washington, aprovechando que con la misiva enviada el 17 de febrero por el presidente Biden es posible considerar que la actual administración no se ha interesado en cobrarle a Colombia su desafortunada posición durante las elecciones. Eso ya es un beneficio. Lo real de todo el episodio que varios miembros del partido de gobierno en Colombia han querido magnificar, es que se trata de una simple carta, a diferencia de las videollamadas y compromisos que Biden ha hecho a otros gobernantes, alrededor del mundo.