La primera parte de esta reflexión sobre las tendencias en el gasto militar, presentada por el Instituto de Investigación sobre la Paz Internacional de Estocolmo (Sipri), destacó los cinco Estados que mayores recursos financieros destinaron a tal rubro. Estados Unidos, China, Arabia Saudita, India y Francia, en su orden, se ubicaron en el top 5. Además, se citó que Colombia ocupó para ese mismo año, la posición 24, con una inversión de U$10.600 millones.

Prosiguiendo con la revisión del tema -precisando otras importantes posiciones, primero, y analizando lo sucedido en cada región, después- el panorama se mantiene sustentado en la tesis de vivir en un planeta armado hasta los dientes, y que incluso corre el riesgo de la autodestrucción. Las posiciones siguientes en el ranquin internacional, ubican en el sexto lugar a los rusos, con un gasto militar de U$61.400 millones; seguidos del Reino Unido (U$50.000 millones), Alemania (U$49.500 millones), Japón (U$46.600 millones) y Corea del Sur (U$43.100 millones), respectivamente.

De acuerdo con lo anteriormente expuesto, la suma de las cifras de los 10 Estados más armados del planeta representó un total de U$1,347 trillones de dólares para 2018. Suena realmente escandaloso; máxime cuando se considera por parte de la ONU que con U$267.000 millones, para el mismo periodo de tiempo (un año), se hace posible erradicar el hambre del planeta. Aún más, cuando se ha insistido en que con “un simple billón de dólares” pudiese acabarse con la pobreza global (Bjørn Lomborg).

En cualquier caso, la carrera de las armas sigue en sentido contrario a la de otras competencias, quizá más comprensibles. Las cifras, para un periodo de apenas doce meses, son inadmisibles. Regionalmente, por ejemplo, -y es apenas obvio, dado el rol desempeñado por Estados Unidos- en América el gasto militar totalizó 40% del total global, con un monto de U$735.000 millones. En esta parte del mundo se destaca lo aportado al total por parte de Brasil y Canadá. Pero no deja de ser llamativo, de acuerdo con el reporte del Sipri, que Centroamérica y el Caribe presente un aumento, en relación con 2017, de 8,8%, alcanzando la cifra en total del gasto militar para la subregión de U$8.600 millones. En los últimos nueve años, el presupuesto que se destina al ámbito militar en dicha área se ha incrementado en 39%, mientras la precariedad social se mantiene a la orden del día.

En Europa, el Sipri reporta un aumento en el gasto militar de 1,4%, alcanzando la cifra de U$364.000 millones, y destacando que los mayores incrementos se presentaron en Europa central y occidental mientras que, en la parte oriental del continente, la cifra decreció. Dentro de la lista de los primeros quince gastos militares más altos del mundo se encuentran cinco naciones europeas; además de las cuatro ya referidas en líneas previas, se suma Italia (ocupando la posición 11). Es importante tener en cuenta que a la Federación Rusa se le considera europea para todos estos indicadores.

En Asia y Oceanía (continentes que el reporte sitúa juntos para el análisis, pero que no incluye a Medio Oriente), el gasto militar alcanzó los U$507.000 millones y también incluye a cinco Estados dentro del top 15: China, India, Japón, Corea del Sur y Australia. Resalta el documento que es la única región en la que el gasto anual ha sido continuo desde 1988 y que entre 2009 y 2018 presentó un incremento del 46%, el más alto en cualquier parte del mundo.

África, por su parte, es un continente con cifras limitadas de U$40.600 millones para sus 53 Estados independientes, mientras que Medio Oriente presentó una cifra de U$145.000 millones para 2018 que, claramente es llevada allí por lo que representa el gasto de Arabia, tercero en el ranquin global. Esta es la foto de lo que significa el gasto militar en el mundo; más armas que comida, ciencia y humanismo. En cualquier caso, valdría la pena profundizar el debate al respecto.