Analistas 20/12/2022

Círculo vicioso

Luis Fernando Vargas-Alzate
Profesor titular de la Universidad Eafit

Definitivamente América Latina es una región de ciclos de difícil comprensión, incongruentes y poco efectivos. Justo ahora resulta oportuno traer a colación el volumen publicado a finales del año anterior, y que fue editado por los profesores Miguel Gomis, Carolina Cepeda, Florent Frasson-Quenoz y Aymeric Durez en la Pontificia Universidad Javeriana.

El trabajo, titulado “América Latina: ciclos económicos y políticos, 1990-2020”, surgió como producto de una exhaustiva revisión a los diversos procesos en los que se ha encontrado inmersa la región durante los últimos treinta años.

Sus autores destacan en el prólogo cómo dicha región es “una de las más atractivas para los estudiosos de las relaciones internacionales y la ciencia política, a raíz de su complejidad y resiliencia”, e insisten en que en ella pasan cosas que difícilmente se van a encontrar en otros lugares del mundo. Y la remembranza a este trabajo es porque ahora estamos, otra vez, ante un tiempo de cambios políticos en América Latina, que podría ser cíclico de nuevo, de acuerdo con las perspectivas que se determine abordar para el análisis. Las miradas hoy se dirigen a Lima, ciudad en la que, otra vez, la incertidumbre frente a lo político, económico y social ronda por todos sus rincones.

Tal como los medios lo han relatado, el otrora presidente del país actuó de manera abrupta en contra de la institucionalidad, intentando disolver el Congreso y trazando la línea para la instauración de un gobierno autocrático en el que planteó gobernar vía decretos.

Tales acciones se fueron en su contra, y en pocas horas fue detenido por las fuerzas armadas de la prefectura de Lima, una vez el Legislativo decretó la vacancia en el cargo de la primera magistratura del país. De esa manera, Perú volvió a convertirse en un ejemplo de inestabilidad política, retornando al ciclo que la región y el mismo país suramericano experimentó durante los años 70 y 80.

En los 90, la nación peruana advirtió un periodo de estabilidad macroeconómica interesante que llamó la atención de los observadores en toda la región, en tanto su economía emergió como una de las de mejor desempeño y resultados. Los notables efectos fueron consecuencia de lo que se acuñó bajo el rótulo de fujimorismo, y que consistió en la implementación de las denominadas medidas sugeridas por Washington desde 1989, a través de los Programas de Ajuste Estructural.

Con ese modelo económico de privatización y reducción del tamaño del Estado, por muchos denominado “neoliberalismo”, los peruanos pudieron observar que gradualmente la economía de su país iba en ascenso y que se convirtió de una u otra manera en ejemplo para la región. Los resultados fueron tan sorprendentes que, incluso, Perú alcanzó niveles de desempeño económico superiores a los de Colombia, cuando la tradición había demostrado que los colombianos hacían mejor las cosas que muchos otros en la región.

El ciclo económico y político de los peruanos, con Alberto Fujimori a la cabeza, llegó a convertirse en caso de estudio de buenos resultados en materia de progreso y desarrollo económico. Sin embargo, la ecuación no estuvo completa, y auguró, de una u otra manera, los resultados que hoy se están evidenciando en el país vecino. Si bien la economía mostró efectos interesantes, el ámbito de lo social no prosperó. Posterior al fujimorismo, les correspondió a los presidentes Paniagua, Toledo, García, Humala, Kuczynski y Vizcarra lidiar con un tema que los desbordó y que sumió a Perú en la crisis que, con la llegada de Castillo se recrudeció.

Pedro Castillo asumió la presidencia de Perú en 2021, aún con el fenómeno de la pandemia afectando la vida de los peruanos. Y aunque obtuvo mayoría electoral, su legitimidad estuvo siempre en entredicho. Hoy, el que llegó a ser un ejemplo para la región, es un indeseable caso de estudio. La región se mantiene atada a un círculo vicioso que se niega a desaparecer.

TEMAS


Perú - Alberto Fujimori - Gobierno