Los saudíes en la región
Una publicación de BBC News, de hace un par de semanas, nos recordó que gradualmente los saudíes se han esforzado por llegar a más lugares de América Latina con sus inversiones y nexos comerciales. La política no ha sido el mecanismo que prime en esas intenciones. Contrario a ello, se trata de un ejercicio sustentado en intereses económicos y que parece no sonrojar a muchos, a pesar de estar interactuando con un régimen autócrata que tiene en Salmán bin Abdulaziz a su máximo líder y cabeza del Gobierno.
No obstante lo anterior, la realidad es que detrás de todo lo que se ha venido tejiendo entre la monarquía árabe y la región existe un trasfondo político que aspira avanzar en la legitimación del régimen déspota de Riad.
En este punto es relevante un paréntesis para señalar que a pesar del autoritarismo, también se viene presenciando una flexibilización de dicho régimen. Hasta 2018 resultaba impensable que una mujer pudiera tomar el volante de un auto y conducir por el país árabe. Por fortuna eso cambió y ahora existe, al menos en eso, equidad de género.
Esta gradual transformación que lidera Mohammed bin Salmán, príncipe heredero, y que determinó nombrar Plan Visión 2030, conlleva cambios importantes que han sido discutidos en diversos escenarios. Particularmente, se ha planteado empoderar a la mujer en un país en el que tradicionalmente ha sido víctima. Su participación en nuevos círculos sociales y procesos educativos llama poderosamente la atención. Sin embargo, el énfasis de los cambios está más en función de lo económico.
Arabia Saudí ha contado por décadas con abundantes reservas de petróleo y es lo que ha servido a los propósitos de sus monarcas para figurar económicamente ante el mundo. Pero ante la necesidad de transitar a procesos limpios y empezar a plantear un reposicionamiento hacia la innovación y la diversificación, su gobierno ha optado por explorar nuevos escenarios para sus inversiones y reconocimiento internacional. La llegada a América Latina tiene poco de fortuita. Al contrario, desde 2016 estuvo incluida en las líneas neurálgicas de su estrategia.
En la actualidad los saudíes dialogan fluidamente con el Gobierno de Brasil. Allí, ya han depositado importantes recursos, tanto en términos de inversiones como flujos de cooperación, bajo la modalidad Sur-Sur. El comercio es cada vez más dinámico y las ventas desde el país suramericano hacia la península arábiga se han dinamizado hasta lograr los números más altos en la última década. El diálogo entre los saudíes y la región pasa, necesariamente, por Brasilia. Sin embargo, también Colombia está invitada a participar del ejercicio.
Es común recurrir al caso de Nutresa para referirse a los árabes. Lo anterior dado el protagonismo del jeque Zayed Al Nahyan (EAU) en la “toma hostil”. Más allá de eso, los saudíes han mostrado un interés inversionista en diversos sectores de la economía nacional, predominando lo relativo con la agroindustria y los servicios.
A los saudíes les interesa ser aprobados políticamente. Su trabajo en procura de afianzar su vínculo económico (comercial) lleva implícito el logro de un mayor reconocimiento en la región y así legitimar su autocracia. Detrás de su estrategia se perciben los rasgos de la tesis de la paz capitalista que lleva a que los socios comerciales consolidados no se confronten entre sí, independiente de cómo han estructurado sus regímenes internos.