Las cajas de compensación: un pacto social para fortalecer
El reto que hoy afrontan las cajas de compensación familiar en Colombia es volver a sus orígenes: prestación social compensatoria y redistributiva en un marco claro de seguridad social que busque mayor equidad y una sociedad incluyente.
El sistema fue creado hace 60 años por el sector empresarial en un claro gesto de responsabilidad social con el sector trabajador, creador de su riqueza y desarrollo, y durante estos años las cajas de compensación han sido las administradoras de este gran pacto social, y son la única institucionalidad del país a la cual se le puede adjudicar este calificativo.
Infortunadamente este modelo social digno de imitar se ha venido desvirtuando al orientar buena parte del recurso de esta inequívoca prestación social de manera coyuntural e incoherente, para solucionar todo tipo de problemas económicos y sociales, lo cual ha generado en las cajas una crisis de identidad y debilitado su gran capacidad de formar capital social, redistribuir ingresos e impulsar el crecimiento económico.
¿Qué son hoy las cajas de compensación y cuál debe ser su papel en los nuevos tiempos? El país debe afrontar esa discusión porque las cajas chocan con múltiples interpretaciones sobre su naturaleza jurídica por parte de los organismos de Control, el Congreso y hasta del mismo Gobierno, hecho que sin lugar a dudas, es inconveniente para el presente y futuro del Sistema.
Las cajas nacieron como una prestación social de los trabajadores y por libre decisión de la empresa privada. Esta es la razón esencial de su existencia y debe seguir siendo su centro de gravedad porque equidad social, empresa privada y estado regulador, no estatista, deben ser pilares para el desarrollo del país.
En los nuevos enfoques del desarrollo económico y social, no solo el subsidio en dinero sino la educación de calidad, la salud familiar y la recreación mejoran la calidad de vida de los trabajadores, lo que equivale a actuar en función de la equidad social.
El concepto de parafiscalidad que se arguye para identificar jurídicamente esta prestación no puede ser pretexto de intervención estatal. Debe más bien ser la base para una alianza sólida y creativa del Estado con las cajas de compensación. Parafiscalidad debe ser, en esencia, el reconocimiento jurídico de que el patrimonio social que han acumulado las cajas es patrimonio de los trabajadores. Son las únicas empresas en Colombia que sientan en sus consejos directivos paritarios a cinco empresarios y cinco trabajadores.
Otra cosa es que las cajas hayan acumulado en el tiempo una gran capacidad de ejecución de programas sociales, eficiencia y eficacia que muchos reconocen y que las convierten en aliadas de los gobiernos para el desarrollo de las políticas públicas de construcción de equidad. Pero esta labor de clara participación social debe financiarse con los impuestos y no con esta prestación social del sector trabajador pues ello sería poner a los pobres a subsidiar a los más pobres.
Hoy conviene abordar la discusión sobre las necesidades urgentes y la responsabilidad social del sector productivo en un contexto de posconflicto que requerirá instrumentos e instituciones fuertes con probada experiencia en la gestión de lo social como las cajas de compensación, capaces de aportar perspectivas de desarrollo para hacer de la paz un hecho sólido.
Es necesario profundizar sobre los nuevos contextos en los cuales se desenvuelvan las empresas y los trabajadores, para dar soporte adecuado a lo que debe entenderse por volver a los orígenes de las cajas. El país de hoy lo que requiere con mayor urgencia es generar empleo calificado y formalizar los sectores productivos donde el papel de las cajas es fundamental.