Luis Guillermo Echeverri Vélez
Analistas 18/03/2025

Aquí el asunto es: “el negocio… socio”

Luis Guillermo Echeverri Vélez
Ganadero, Abogado y Economista Agrícola

Pensemos bien lo que se nos vino encima en materia de violencia. Entendamos que aquí lo que hay detrás de todo es: “el negocio… socio”, donde los problemas no se arreglan a las buenas.

Aquí más que en cualquier otro país, el meollo de todas las dificultades consiste en la protección de todos los negocios que se desprenden y se tapan con la impunidad y la transigencia estatal, social y jurídica con el narcoterrorismo y la corrupción.

La relación entre la insurgencia, el narcotráfico y terrorismo internacional viene funcionando hace muchas décadas, pero hoy nos gobierna. Algún día se sabrá quienes son los “socios” que están tras esas economías clandestinas con vastos tentáculos en Cuba, Venezuela, Italia, algunos países árabes, España, México, Estados Unidos, etc.

Hoy gran parte del ejercicio del poder está encaminado a garantizar la continuidad de la formación de capitales ilícitos provenientes de terrorismo, narcotráfico, lavado y contrabando, corrupción política, administrativa, parlamentaria, judicial, en los entes de control, y la de muchos contratistas de las entidades del Estado.

Negociar la paz no es sentarse en una mesa encañonado y chantajeado, para evitar el sometimiento de los criminales de lesa humanidad a la justicia, pues de ello solo resulta en impunidad por omisión forzada a las reglas rectoras de una sociedad libre y ordenada.

Entendamos: “el negocio… socio”, no ha estado nunca, no está y jamás estará en venta.
Si la institucionalidad no combate frontalmente la formación de capitales ilícitos, el narcotráfico y el crimen organizado, y la corrupción estatal, nada en este país tendrá arreglo por las buenas.

Si todo el Estado no asume esa responsabilidad, no se solucionan la inseguridad, la violencia, la desnutrición infantil, la pobreza, las carencias de infraestructura, inversión y generación de empleo, de educación, salud, convivencia y justicia, ahorro, crédito y vivienda, factores que son el motor que, alimentado de confianza, permiten el desarrollo social y la expansión económica.

Tenemos un gobierno dictatorial disfrazado de democracia que hace lo que se le da la gana. Que incapaz de cumplir su mandato constitucional, utiliza la demagogia para culpar al establecimiento mientras compra conciencias con coimas, prebendas y extorciones para establecer el caos y asfixiar e implosionar todo el sistema institucional, y uno a uno los sectores productivos.

Nunca el narcotráfico, el terrorismo y los corruptos estuvieron tan protegidos como ahora con sus “socios revolucionarios” en la cabeza del Estado. El asunto es “el negocio… socio”.

Ahora tendrán que cumplirle sus demandas al ELN y su relación con Cuba y Venezuela, a los militantes de las Farc-EP en el monte y en las oficinas públicas, a los reinsertados que andan en autos blindados con sueldos o contratos, al Clan del Golfo, y a todo torcido que demande tierras, territorios o prebendas y esté respaldado por grupos armados.

El ELN pidió crear un nuevo departamento, y por medio del gobierno del cual es socio paramilitar y delictivo quiere una “franja fronteriza” que ahora llaman la zona de desarrollo binacional, y si no los complacen, ya demostraron en el Catatumbo cómo es la cosa con ellos.

Las Farc-EP y el narcoindigenismo exigen que se les mantenga una amplia tajada del Estado que comparten con la nueva cleptocracia de la que hacer parte el M-19, y además que el gobierno les cuide su parte en “el negocio… socio”.

Pero lo más importante para toda la criminalidad, es que quien ejerza el poder en Colombia, entienda que solo lo dejarán administrar el caos económico y social, mientras no les toquen y les cuiden, “el negocio… socio”.

¿Habrá elecciones y de haberlas serán limpias? Nadie sabe. La honestidad de Uribe que representa el sentir de la gran mayoría, incomoda a Petro, Cepeda, Santos y sus secuaces, pues están comprometidos a que “el negocio… socio”, se mantenga.

El país está engañado por la acomodada interpretación de la ley de este gobierno, disculpada en que todos los que los antecedieron eran corruptos menos Santos, que realmente fue quien con corrupción amermelada convirtió en legal todo lo ilegal.

Migran el talento humano y los grandes capitales productivos, mientras la tolerancia con la autocracia, la corrupción, la criminalidad y el narcoterrorismo nos relegó a que toda una sociedad inculta, ignorante, cobarde, egoísta, envidiosa, individualista, agalluda y angurriosa, esté gobernada por unos pocos degenerados drogadictos, resentidos, vanidosos, mañosos y tramposos, detrás de quienes hay oculta una minoría de socios criminales oportunistas entre quienes solo prima es la cultura de “el negocio… socio”.

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