Analistas 26/06/2024

Desdoblamiento del yo

Dicen los psiquiatras que el desdoblamiento de la personalidad es un trastorno del yo “en el que se experimentan simultáneamente dos o más personalidades, una la propia y otras las extrañas, cada una con una actuación y un mundo que incluso puede desconocerse entre sí”. Suele darse, según los expertos, “en estados avanzados de disociación del yo en los que algunos elementos de la personalidad parecen tan extraños que ya no se reconocen como propios”.

La patología suele ser rara y se atribuye en muchas ocasiones a traumas severos en la infancia. Como el famoso caso de la paciente Sybil, quien desarrolló hasta 16 personalidades diferentes, que incluían la propia, -que era femenina- pero otras más. Sybil podía de un momento a otro ser una pianista seductora, una religiosa devota, una adolescente perpetua, un rudo carpintero o hasta un práctico albañil dispuesto a solucionar cualquier problema.

Hasta ahora, sin embargo, no se conocían casos en los que la enfermedad pudiese afectar a las instituciones, pero con Gustavo Petro eso parece estar cambiando.

Estamos verificando que los gobiernos también pueden sufrir rupturas del yo que generan desordenes de la personalidad. Estos trastornos se manifiestan a través de disociaciones cada vez más agudas, donde el presidente se desdobla de los actos de su gobierno sin aparente conciencia del hecho y en total negación de los actos de su alter ego.

Una de las personalidades que ha manifestado recientemente el primer mandatario es la del “Petro Anti-corrupción”. Al mismo tiempo que es intolerante con el más mínimo desliz en el manejo de lo público, desde la Casa de Nariño parecen haber orquestado el soborno al congreso más escandaloso de la historia. Hablan de un billón de pesos destinados a comprar conciencias parlamentarias, algo que al “Petro Corruptor” no parece mortificarle.

Esto contrasta con el “Petro Dialogante”, el mismo que insistió en un acuerdo nacional para concertar las reformas sociales. Fue quien autorizó los cambios a la reforma educativa para destrabar su trámite pero en el último debate su personalidad fue reemplazada por el “Petro Fundamentalista”, aquel que no tolera la más mínima desviación de su credo. Igual que Sybil, quien pasaba de ser una dulce niña de nueve años a una fanática religiosa que pedía que los herejes fueran quemados en la hoguera.

Otra personalidad que hace presencia, aunque sea de manera efímera, es la del “Petro Demócrata”. Algunos creen que puede ser una personalidad ficticia. Ciertamente engañó a muchos en 2022 cuando juró que no convocaría una constituyente si lo elegían presidente. Ahora, el “Petro Autócrata” habla de cabildos, referendos, constituyentes y, en la última iteración, de “poder constituyente”, concepto que ni los más elucubrados constitucionalistas han podido descifrar. Lo único claro es que se quiere quedar en el poder, en persona o en cuerpo ajeno.

El fraccionamiento del yo gubernamental no tiene remedio, es un patología crónica. La única terapia posible es develar sus inconsistencias, contener sus excesos y, en 2026, superar su existencia.

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