Colombia creó otro tipo de analfabetismo: el analfabetismo emocional. La educación NO trabaja ni en las emociones ni en las sensaciones de los estudiantes. Los grandes maestros entienden que la cultura no es una acumulación de conocimientos, sino un fino tejido de emociones.
La educación de calidad es la que logra vencer el analfabetismo emocional. Para aprender todo lo otro, se requiere cada vez menos de la escuela.
Si no se enseña lo importante, las máquinas terminarán por enseñarnos lo que no se necesita aprender, y lo harán mucho mejor.
Aprender hoy es diferente, ya no es lo que exigen los vetustos planes de estudio. Todavía hay gente que piensa que aprender es recordar, tener información o hacer cálculos, repetir de memoria. Eso lo hacen mejor las máquinas, que superan infinitamente la velocidad de respuesta y memoria de los humanos.
Aprender hoy es diferente. Se necesitan modelos educativos capaces de enseñar lo que las máquinas no pueden enseñar ni pueden hacer. Si no entienden esto, las escuelas desaparecerán por la simple razón de que no serán necesarias.
A quienes creían que los aprendizajes se reemplazan como una prótesis, por la tecnología, hay que darles la noticia de que nunca se le había pedido tanta profundidad humana a los educadores como en este futuro que ya vivimos.
Educar ahora es desplegar habilidades para la vida, que son los aprendizajes no reemplazables por máquinas.
La educación ni enseña ni evalúa ni mide en el estudiante pasión, liderazgo, creatividad, respeto a la diferencia, solución de conflictos, visión de futuro, trabajo ético, humildad, capacidad de escuchar o de calmarse, voluntad de aprender, trato amoroso al medio ambiente, amor al bien común, compasión, o misericordia civil.
Los jóvenes necesitan una actitud positiva hacia el liderazgo del bien común y el interés por lo colectivo. La sociedad de hoy hace jóvenes ególatras, individualistas, que es la peor atmósfera para la armonía social. En la vida moderna el eco está en el centro de la mesa.
En la historia de la educación en Colombia, la inteligencia emocional no ha hecho parte nunca de los planes de estudio ni de las pedagogías de los maestros. En las aulas escolares las emociones se quedan mudas, sin trámite en la vida. Si los estudiantes no son capaces de controlar sus emociones, las emociones los controlan a ellos. El analfabetismo emocional hace a una sociedad violenta; es la semilla del fanatismo inútil y es la madre de los vicios de los jóvenes. Analfabetismo emocional, otro virus que carcome a Colombia.