Plan de desarrollo indígena para Colombia
Para defender la democracia hay que crear más democracia. Cuando las relaciones entre el régimen y la ciudadanía se tensionan, los gobiernos acuden al innoble recorte de libertades públicas. El autoritarismo es el más grande enemigo de la democracia. En momentos de protestas ciudadanas, es obligante buscar puntos de encuentro.
En Colombia nos enseñan primero a odiar que a amar. Si regresa el amor a la política y la fe en el gobierno se llegará a puntos de encuentro promisorios.
Los indígenas de Colombia están ejerciendo su derecho a la protesta pacífica. Sociedad que no sea inconforme está muerta en vida. Los gobiernos les han reconocido muy poco a los indígenas. Los indígenas llevan cientos de años relegados y cada vez que protestan se les trata como ilegales insoportables. Colombia debe estar orgullosa de sus orígenes y abrir oportunidades para que su cultura se perpetúe y florezca.
Todos los males de Colombia le han caído a nuestros indígenas. Los grupos criminales, los paramilitares y los guerrilleros han abusado por años de la dignidad indígena bajo el silencio de los regímenes gobernantes. Los desplazan de sus tierras. Los extorsionan. Reclutan sus menores de edad para la guerra y el narcotráfico. Los obligan a sembrar coca y marihuana, violentando sus tradiciones y profanando su organización. Abusivamente hacen caletas de armas en sus territorios aprovechando que el Estado no gobierna por allá.
Los confinan por largos periodos y no pueden salir ni siquiera por alimentos. Las condiciones de vida de nuestros indígenas son de zozobra y pobreza extrema. Solo su valentía y resistencia les ha permitido sobrevivir. Las condiciones de vida de los indígenas son una violación permanente de sus derechos humanos. Destacados líderes indígenas han sido vilmente asesinados. Es una vergüenza para el país que los indígenas tengan que implorar hasta el derecho a la vida.
En Colombia, hay dos millones de indígenas a 2020, distribuidos en más de 115 Pueblos Indígenas. En La Guajira, cerca de 400.000. En Cauca, 315.000. Nariño, 210.000. Córdoba, 205.000. Los 770 resguardos indígenas tienen 28,9 millones de hectáreas de reserva india. Un gran potencial dormido para Colombia.
Los indígenas son ricos de vida olvidados y a veces despojados. La minga sirve para que los urbanos entiendan que los indígenas nos aportan su sabiduría; nos enseñan el respeto por todas las formas de vida, y nos trasmiten su adoración por la naturaleza, por el agua, las plantas, los árboles, los animales y la madre tierra. La economía moderna pasa por encima de los indígenas como un bulldozer aplastando y destruyendo
Los pueblos indígenas tienen el origen ancestral, el reconocimiento constitucional y una solidaridad internacional que obliga a tratarlos con dignidad y amor. Indígena significa engendrado desde adentro del territorio, nosotros somos “los de afuera”.
Para empezar, se necesita un Plan Nacional de Desarrollo Indígena, de rango constitucional, que no dependa de un gobierno sino del Estado; que les permita el buen vivir, respeto a su cultura, a su dignidad, a sus lenguas, apoyo a su agricultura, con educación de calidad acorde a su identidad, respaldo e interacción respetuosa con su medicina autóctona. Estimular proyectos productivos; así como seguridad, fortaleciendo con tecnología a las guardias indígenas y que se hermanen con las fuerzas de seguridad de Colombia. Obligar la presencia del Estado para erradicar los ilegales que los atropellan y abusan de los indígenas. Donde menos presencia del Estado hay en Colombia, es en los territorios indígenas.
Colombia tiene que crear Proyectos Productivos para los indígenas. La economía de los indígenas necesita vigor. En EE.UU., los indios seminole son dueños de Hard Rock y tienen altos ingresos por sus franquicias de casinos y restaurantes. Con esa idea, la marihuana medicinal puede ser un punto de apoyo para fortalecer la economía de las comunidades indígenas. Con la legalización de cannabis medicinal se abre un noble y novedoso proceso de financiación indígena. La cannabis medicinal debería ser empresa de monopolio indígena; así como los departamentos tienen el monopolio de licores. Que la producción del cannabis medicinal se le entregue a los indígenas, con apoyos económicos, con ciencia y tecnología y con ayuda de empresarios que conozcan el mercado internacional. También, crear un atractivo de Turismo Indígena Internacional que permita recibir en sus territorios visitantes de todo el planeta para que plácidamente conozcan y aprendan sus culturas, sus lenguas, y su adoración por la naturaleza, por el agua y por los animales. Con hoteles sencillos con su propia arquitectura, bellos y confortables y con excelente atención.
Cuando Cristóbal Colón llegó América, pareciera haberse bajado de su pequeña embarcación con menos de 40 ayudantes, para gritar a toda América: ¡Saludo a las minorías étnicas! Sin duda, criterio medieval y de desprecio, como si las mayorías fueran las minorías del poder, que imponen a la fuerza sus intereses.
Hay que empujar a Colombia a pensar cómo le devolvemos la dignidad a los pueblos indígenas.