Analistas 04/04/2024

Kahneman: el crimen es emocional

Manfred Grautoff
Consultor de seguridad nacional

El reciente fallecimiento de Daniel Kahneman el 27 de marzo, premio Nobel de Economía en 2002, nos lleva a reflexionar sobre su legado y cómo sus ideas pueden ser fundamentales para abordar el crimen en Colombia.

Kahneman revolucionó la forma en que entendemos la toma de decisiones humanas. Su trabajo demostró que no siempre tomamos decisiones de manera racional. En realidad, nuestras elecciones son emocionales y después usamos la razón para justificarlas, incluso cuando estas pueden resultar perjudiciales para los demás.

Esta perspectiva tiene implicaciones importantes para enfrentar el crimen. La teoría económica del libro de texto, sugiere que los criminales son actores racionales que realizan un análisis costo/beneficio antes de cometer un delito. Esta visión ha llevado al aumento de penas, fortalecimiento de los sistemas policiales e instalación de cámaras de vigilancia en las ciudades.

Sin embargo, este tipo de medidas son costosas para un Estado, porque implica aumentar el presupuesto que se debe financiar con impuestos o deuda pública. Además, el sistema de leyes no permite que se adopten medidas de manera rápida. Asimismo, la democracia implica que estas acciones deban discutirse y ser aprobadas en trámites legislativos que terminan por dilatar las soluciones.

Entre tanto, los delincuentes se convierten rápidamente en criminales por un sistema de creencias que los lleva a imaginar que serán billonarios, manejarán autos Ferrari; viajarán a hoteles de Dubái y se rodearán de lindas mujeres que les complacerán.

Así, los delincuentes están influenciados por sesgos cognitivos. Por ejemplo, pueden tener un optimismo excesivo sobre el éxito de sus acciones, creer que se convertirán en figuras poderosas del crimen organizado, y reforzar estas creencias con otros delincuentes. Esto sugiere que las estrategias tradicionales basadas en aumentar los costos para los criminales pueden no ser tan efectivas como se pensaba.

Cuando un criminal está planeando un golpe, se convierte en un maestro del optimismo desmedido (sesgo de sobrestimación). Se imagina como el próximo Pablo Escobar (sesgo de disponibilidad), refuerza estas ilusiones con sus cómplices (sesgo de confirmación) y, a pesar de los fallos en su plan, sigue adelante con la acción. Después de todo, se considera un genio criminal como “el Profesor” de la Casa de Papel (sesgo de aversión a las pérdidas).

Por lo tanto, en lugar de centrarnos en medidas costosas, podríamos considerar enfoques más efectivos y baratos. Por ejemplo, implementar campañas de información agresivas basadas en datos objetivos, para mostrar a los criminales la realidad de su situación. Informándolos, que la vida delictiva no garantiza riqueza ni poder, sino más bien una alta probabilidad de perder su dinero con abogados y pagando vacunas al jefe del patio de alguna cárcel colombiana.

Para llevar a cabo estas campañas, sería fundamental el papel de instituciones como el Ministerio de Cultura, que podría orientar normas sociales que cambien comportamientos peligrosos para la sociedad. La Radio Televisión Nacional de Colombia (Rtcv), en lugar de servir a intereses ideológicos, debería contribuir a la seguridad de los ciudadanos mediante la difusión de información basada en la teoría del comportamiento humano que nos legó Kahneman.

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