Pocas opiniones son tan unánimes en Colombia como la de que el turismo tiene que ser motor de la economía. La idea de que el turismo debe contribuir a los ingresos de la nación más que el petróleo, el carbón o el gas ha trascendido gobiernos e ideologías. Es común visitar rincones de Colombia y exclamar: “¿Te imaginas a un europeo acá? ¡Se quedaría con la boca abierta y gastando en euros!”
Y si bien son muchas las oportunidades, son muchas también las tareas que tenemos para alcanzar el potencial turístico de Colombia. Varias de ellas, en el sector aeronáutico, la puerta de entrada a nuestro país. Más del 90% de los turistas internacionales llegan en aviones. Es imposible lograr que el turismo crezca, si no se atienden los retos pendientes del sector aeronáutico colombiano. Acá tres de los principales retos.
El primero, es tener aerolíneas suficientes y viables. En Colombia operan cerca de 30 aerolíneas, de las cuales 10 vuelan en el mercado doméstico. Es innegable que la diversidad de aerolíneas en Colombia es superior a la de cualquier país de la región. Sin embargo, en el ámbito local casi todas pierden dinero. Y llevan perdiendo dinero por muchos años. No en vano, varias de las aerolíneas colombianas tuvieron que ingresar a Capítulo 11 o a Ley de Reestructuración durante el COVID, y otras están al borde de la quiebra en plena reactivación postpandemia. En Colombia las aerolíneas no son rentables en el mercado doméstico y esta realidad va en contravía del interés del país y del proyecto turístico nacional. Debemos trabajar por tener un sector eficiente, competido y, sobre todo, viable.
El segundo, es la carga tributaria y el costo del combustible. Los tiquetes internacionales en Colombia pueden llegar a tener impuestos equivalentes al 50% del valor total del tiquete. Y los nacionales cerca al 30%. Si tenemos en cuenta que competimos con países muy fuertes en turismo como México, Perú, República Dominicana o Argentina, no podemos darnos el lujo de tener tiquetes con impuestos altos que espanten al turista desde la misma planeación de sus vacaciones. Debemos repensar y simplificar el régimen tributario en los tiquetes, disminuir el costo del combustible y así atraer a los turistas para lleguen a Colombia, hagan sus gastos y generen sus tributos en el consumo de bienes y servicios en nuestros destinos. De poco sirve que las aerolíneas hagan esfuerzos por bajar sus costos, si los impuestos suben y el combustible también.
El tercero son los aeropuertos. Así como es claro que Colombia en este tema se ha avanzado mucho en los últimos 30 años, también es claro que nuestros aeropuertos principales se han quedado pequeños. Tenemos retos enormes en los aeropuertos regionales y remotos, que tienen infraestructura muy limitada y costos de combustible muy altos. Pero me quiero referir en particular a El Dorado, que es el corazón del sector aéreo colombiano. Si El Dorado no funciona bien, el sector no funciona bien. Necesitamos un aeropuerto eficiente, bien operado, con procesos fluidos y amigables para los pasajeros desde el chequeo, pasando por migración, seguridad y salas de abordaje. Necesitamos aeropuertos modernos que puedan atender a millones de viajeros sin que colapsen y que garantice estabilidad para las operaciones de aerolíneas de todo el mundo.
La riqueza turística de Colombia va más allá de los destinos ya posicionados. En un país que busca la paz en todos sus rincones, el turismo debe ser una herramienta para que la sociedad y el Estado estabilicen territorios y comunidades que quieren una oportunidad de formalización y generación de recursos legales y sostenibles. Para lograr abrir todos los rincones de nuestro país a los ojos del mundo, los aviones son un gran e ineludible aliado