Cuidados financieros en épocas de vacas gordas
He tenido la bendición de conocer muchos sectores de la economía, de entender cuáles son sus factores críticos de éxito y sus principales condiciones de riesgo. A pesar de las particularidades de cada sector, es importante decantar los puntos comunes que hacen que las empresas no perduren en el tiempo.
Ojalá esta columna genere en sus lectores inquietudes que desencadenen una reflexión sobre posibles frentes de trabajo a emprender, optimizaciones a realizar o riesgos a mitigar, sin la pretensión de que, por obligación, sean útiles.
En primera instancia, un administrador tiene la obligación de entender la estructura de las empresas de su sector en términos financieros. Hay empresas con altos niveles de inversión, otras con gasto administrativo significativo y otras con diferentes niveles de márgenes.
Entender la estructura financiera del sector permite enfocar las acciones de mitigación de riesgos para en un eventual futuro de vacas flacas.
Algunas empresas tienen flujos de caja predecibles y constantes en el futuro. En pocos escenarios catastróficos se pone en riesgo ese flujo de caja y, por lo tanto, pueden endeudarse y después repagar los préstamos.
Sin embargo, hay sectores de la economía como la producción o la distribución de bienes de capital, el desarrollo inmobiliario o la producción de bienes básicos, entre otros, que en una crisis están expuestos a cambios significativos de su entorno de negocio que pueden acabar con ellas.
En estas empresas es muy importante, independientemente de lo positivo que pueda estar el entorno, no endeudarse de manera a que en vacas flacas se ponga en riesgo el pago de las obligaciones contraídas.
La crisis de la construcción a finales de los años noventa y las recientes dificultades de la cadena de producción de petróleo son claros ejemplos de las consecuencias nefastas del sobre endeudamiento.
Así como las empresas están expuestas al endeudamiento irresponsable, otro error común que se comete en épocas de vacas gordas es el de crecer la operación de una empresa por encima de sus posibilidades financieras.
Hoy en día, hay muchas empresas que, para crecer su volumen de negocios e incrementar las utilidades, son agresivas en sus planes de expansión en el mercado y no consideran a cabalidad las consecuencias financieras de la misma.
En aquellas compañías en que el crecimiento de la operación requiere de un aumento del capital de trabajo invertido en la operación, ya sea por el crecimiento de la cartera o del nivel de inventarios necesario para atender el mercado, es muy importante que este aumento no deje ilíquida la empresa si el mercado desmejora.
Para evitar estos inconvenientes, los administradores deben asegurarse de tener acceso a fondos en forma de capitalizaciones o, deben limitar el crecimiento de la operación al fondeo del capital de trabajo que se puede realizar con el flujo de caja operacional generado por la compañía.
Ser riguroso financieramente en una compañía en expansión es el secreto para hacerla perdurable. Obviamente, existen otros riesgos, como por ejemplo la obsolescencia del modelo de negocio, no desarrollar el capital humano o no crear la cultura apropiada. Estos riesgos, a pesar de ser críticos son, por lo general, más evidentes, por lo que su materialización en las empresas es menos frecuente.
Nota: excelente la escogencia de Jonathan Malagón y José Manuel Restrepo en el gabinete del presidente electo.