2019 cerró bien en lo económico y con nubarrones en lo político. La elección de alcaldes y gobernadores dejó un sabor agridulce, con un gran alivio en Bogotá, donde Claudia López en la alcaldía y Nicolás García en la gobernación sorprendieron para bien con un estilo estadista, y, preocupación en Medellín y Cartagena, dada la inexperiencia de los elegidos. Será clave para 2020 que el presidente Duque y los mandatarios regionales coordinen sus esfuerzos y no caigan en diferencias partidistas. Todo indica que será así por las conversaciones constructivas que sostuvieron tras su posesión.
En el frente nacional, las manifestaciones se darán cada vez más dentro del marco institucional, lo cual obligará a los marchantes a aterrizar sus peticiones en propuestas concretas y más sensatas que las presentadas en diciembre. Con el tiempo, las marchas harán parte del paisaje y se incorporarán en el diario vivir de los colombianos. Para 2020, la polarización no alimentará más la discordia en la sociedad y la situación, aunque incomoda para muchos, no empeorará.
El gobierno, después de la experiencia de la aprobación de la reforma tributaria y sus dificultades de gobernabilidad, abrirá, aunque tímidamente, las mieles del poder a otros partidos por medio de representación política. A mi entender no quedarán fuera de la coalición sus opositores políticos de centro, pero sí los políticos clientelistas tradicionales, a quienes el gobierno no cederá.
Este año más que nunca, el país estará expuesto al entorno político internacional, dado que, a diferencia de años anteriores, los acontecimientos que sucedan en otros países se sentirán en la calle. Por un lado, es innegable que la situación en Venezuela está ya golpeando la seguridad en las ciudades y el empleo en el país, teniendo en cuenta que, además del millón y medio de inmigrantes censados, debe haber en el país otro tanto entre colombianos que retornaron y la inmigración ilegal no registrada.
Preocupa para 2020 que esta población alimente los grupos ilegales en el sector rural, siendo esta la única salida en lo económico para multitud de migrantes. Por otro lado, dado que las manifestaciones parecen ser un fenómeno global interconectado, una posible intensificación de estas tendrá el mismo efecto en Colombia.
A nivel económico, 2020 será un mejor año que 2019. A pesar de que el aparato productivo seguirá pagando las consecuencias de la desaceleración económica de 2017 y 2018, hay tres factores que serán críticos en 2020. Primero, dado el entorno internacional, los precios de los bienes básicos seguirán su recuperación ayudando a las exportaciones colombianas.
Segundo, las bajas tasas de interés en Estados Unidos harán que algunos capitales busquen en países como Colombia rentabilidades mayores a las locales, manteniendo la tasa de cambio bajo control y generando mayor inversión en el país. Por último, sectores que han estado empujando históricamente la economía del país como el de la infraestructura y la vivienda comenzarán a ver mejores tiempos, el primero por la inversión en proyectos como el metro de Bogotá y las 4G, y el segundo dado que poco a poco más barrios de las ciudades colombianas irán agotando su oferta de producto usado, abriendo el camino a la renovación urbana. En conclusión, 2020 será otro buen año económico para Colombia.