Analistas 17/12/2014

¿Sí son capaces?

Marc Hofstetter
Profesor de la Universidad de los Andes

Cuando a la vuelta de unas décadas los historiadores económicos miren los resultados del sector privado colombiano en 2014, dirán que fue un buen año. Hubo un gran crecimiento del empleo formal, buenos resultados financieros y altos índices de inversión privada. La mayoría de los comerciantes, banqueros, industriales, constructores y hasta agricultores tuvieron un buen año. 

Pero sospecho que los historiadores también enfatizarán que ese sector privado, vital para el desarrollo, impidió que prosperaran buenas iniciativas gubernamentales y legislativas, que algunos de sus más ilustres empresas aceptaron haberse cartelizado para vendernos por años productos básicos más caros y que algunos de sus gremios cruzaron con creces la línea que separa la legítima defensa de los intereses particulares-el juego de la política lo llaman algunos- de la coaptación estatal para extraer o no pagar rentas; en fin, que se comportaron como élites en el sentido más peyorativo de la palabra y dejaron una muy mala señal sobre la capacidad del Estado de emprender reformas, si estas tocan sus poderosos tentáculos. 

¿Ejemplos? ¿Qué tal los cafeteros que sin sonrojarse pidieron que les dejaran la plata que sobró del subsidio que el gobierno prometió si el precio caía por debajo del piso pactado pero que no desembolsó porque los precios de mercado han sido muy buenos? Esos recursos, más de medio billón de pesos, los querían ellos para otros gastos que se les vinieron en mente ahora que estamos en medio de una bonanza de precios internacionales y tasa de cambio. 

O ¿qué tal el papel que jugó uno de los principales bancos del país para frenar la declaratoria de paraíso fiscal de Panamá? Logró sabotear una medida que habría permitido perseguir miles de millones de dólares que los más poderosos han ido escondiendo en cuentas de ese país. En una disputa que tuvo visos de crisis diplomática, se alinearon con la contraparte. Puestos ante la disyuntiva de la patria o los depósitos, escogieron los segundos. Y ganaron.

Y ¿qué tal la actuación gremial frente a la reforma tributaria? Bloquearon los intentos por poner a tributar los dividendos. Usaron su músculo para que la reforma se concertara con ellos como si representaran al resto de colombianos, como si no fueran un grupo de interés particular, como si fueran ellos el Congreso de la República. El Tiempo escribió un editorial fortísimo contra la reforma y días después su director aceptó que la posición allí descrita coincidía con la del dueño del periódico y de casi un tercio del sistema financiero colombiano. Ni más ni menos que el principal diario ejerciendo de altoparlante de la Asobancaria, claro, sin una aclaración que prevenga al lector sobre potenciales conflictos de interés. Bochornoso. Preocupante. ¿No que eran capaces? 

Adenda: Nuestra moneda ha perdido cerca de $500 frente al dólar en cinco meses. Los indicadores sobre nivel adecuado de reservas internacionales del Banco de la República van a sugerir que tenemos excedentes en esa materia. Es hora de que el Banco considere vender una porción importante de esos excedentes. Luego de varios años de comprar dólares desvalorizados y tener resultados financieros deficitarios por culpa de esas operaciones, llegó el momento de vender caro, suavizar la caída del peso y obtener resultados financieros que permitan mitigar los problemas fiscales que se viene con las vacas flacas petroleras. 

Twitter: @mahofste