Una sociedad que le da la espalda a los problemas de su niñez y su juventud no es una sociedad con proyección. Se podría decir que es una sociedad miope y torpe.
En nuestro caso, cada día que pasa, nos llena de gran preocupación y tristeza la suerte de nuestros niños. Se han convertido en elementos de explotación despiadada por parte de los facinerosos que se pasean por las calles de la tolerancia y de la corrupción desmedida.
Una sociedad que ignora la muerte de los niños por desnutrición cuando de otro lado hay despilfarro, no merece más que el reproche.
Los niños que son asaltados en su inocencia por agresiones sexuales y sometidos a la amenaza y al silencio por parte de sus familiares, vecinos y compañeros, son seres indefensos que requieren la atención de las autoridades competentes.
A los niños que a pesar de que el Estado está pagando auxilios alimenticios, respaldados por contratos millonarios y que no reciben la calidad y atención diarias, se les están vulnerando sus derechos a servicios básicos de nutrición y salud consignados en nuestras leyes.
Pero hay más. En el campo educativo los niños de los estratos bajos no son beneficiados por una educación de calidad y sí por el contrario, vemos unos resultados académicos pobres, unas instalaciones físicas carentes de toda atención y escuelas con dotaciones lamentables.
En las cercanías y sino al interior de estos establecimientos campea el microtráfico de drogas. En ocasiones no se cuenta con bibliotecas y mucho menos con espacios de recreación necesarios para su desarrollo. El Estado perdió su vocación de compra y las escuelas no cuentan con espacios suficientes para su ampliación en crecimiento y en calidad.
Nuestros niños han sido y siguen siendo utilizados como mercancía valiosa para la pornografía infantil. De esto es mucho lo que se sabe y se ve, pero brillan por su ausencia los castigos ejemplares que garanticen el respeto por nuestros pequeños colombianitos.
En el campo de la salud, donde se podría hacer una gran labor mediante campañas de medicina preventiva, deberíamos hacer un gran esfuerzo y ser conscientes que invertir en este campo es bajar los costos para el futuro, si es que de precios se trata el tema., pero no es así, pasemos de vez en cuando por las salas de urgencias de los hospitales y encontraremos verdaderas escenas de dolor, viendo el maltrato y el descuido a que son sometidos los niños.
En estos sitios no hay baños suficientes, no hay agua, no hay cunitas, ni muchos otros elementos propios para atender a niños que posiblemente con alta fiebre o con fuertes dolores, tienen que ser cargados en brazos por sus madres, sin ninguna consideración con ellas. ¿Cuánto nos falta para llegar a un tratamiento digno?
Debemos hacer una gran campaña para denunciar sin tapujos la situación que actualmente está viviendo nuestra niñez y exigir a los tres grandes poderes de la Nación su urgente e inaplazable acción para parar de una vez por todas con el infanticidio permanente que esta sociedad, lamentablemente, está cometiendo a diario.
Me quedan en el tintero otras consideraciones como la de los niños explotados por sus padres en las calles, los niños abandonados, la falta de seguimiento a las adopciones y solicitar a las autoridades que los niños de escasos recursos son los que más demandan una educación de calidad.
Una sociedad como la nuestra debe entender que el maltrato de los niños la lleva a un futuro desgarrador.