Pensábamos con un amigo electo en estos días, sobre la necesidad de hacer pedagogía política porque la mayoría de la gente no tiene idea de cómo será el funcionamiento del gobierno y cuáles serán las políticas que implementará.
Existe una mezcla de incongruencias que ocurre en el país a falta de sentido común, y es que no se trata de apoyar un extremo o el otro, es sobre pensamientos que desmantelan instituciones o arreglan leyes a conveniencia llevando a verdugos a las elecciones y estigmatizando a quien realmente durante el periodo anterior hizo un gran favor o, a quienes quieren por primera vez incursionan en lo público y buscan un relevo generacional.
Entonces dicha necesidad de hacer pedagogía política se evidencia en el crecimiento exponencial del populismo en nuestra heroica patria. El populismo se ha desarrollado en época de los dictadores o militares del siglo XX y su utilidad se refleja para los años 90 en plena pos Unión Soviética cuando se tiene que seducir al pueblo para llegar al poder, un claro ejemplo de esto lo tenemos con Lula, Correa y Chávez, todos de “izquierda”. Aunque era de esperar el fortalecer instituciones, abrir el mercado, garantizar la propiedad privada terminan todos cayendo en el populismo, todos jugando a ser los mejores con regalos ajenos, todos compitiendo para ver quién es el mayor populista queriendo con una mensualidad disuadir la pobreza regalando pescado en vez de facilitar la pesca porque el populismo es un sinónimo de pobreza y al parecer gusta tanto que lo que hace es triplicarla.
Pero seguimos pensando que la riqueza se transfiere, se pasa de rico a pobre y todo el mundo habla en nombre del pueblo: el pueblo es inocente de todo lo malo y nunca se equivoca. Ese es el modelo que está sucediendo y por eso con un pensamiento divergente ¨perteneceríamos¨ al anti populismo, al anti pueblo y seríamos oligarcas; así es como los que infunden este discurso inyectan el odio entre toda cuestión que los convierte en héroes perdonándoles robo, corrupción y concediéndoles indulgencias de paz porque todo lo que hacen siempre es por la mayoría, curando injusticias en la sociedad, aumentando impuestos, deuda pública e inflación.
No entendemos que no es caer en la polarización sino huir del populismo, porque estamos tan afectados que ni siquiera percatamos el daño de esta acción política y nos parecen normales las estadísticas de inmigración colombiana en donde el año pasado indicaron que miles de venezolanos, los hijitos de papá Chávez, entraron a Colombia y que con esta cifra de movilización las personas del vecino país podrían llenar una ciudad completa como Villavicencio. Pero la culpa siempre es de los externos.
Y es que no hay peor dolor de cabeza que terminar una guerra para empezar otra porque no es infundir miedo, es ver a lado y lado para aprender dando la oportunidad que en 280 caracteres de experiencia y juventud exista igualdad ante la ley, derecho a la vida y libertad con seguridad y justicia.