Hace poco hablaba con un amigo sobre la efectividad electoral de la gente de la tercera edad y de los jóvenes, quienes son los que realmente van a elegir o a tomar las decisiones más importante del país, porque el grupo del medio está muy ocupado para generar el cambio que requiere todo el continente latino, y coincidíamos en creer que todos tenemos en mente que no gane el mejor, que obviamente se mueve por las maquinarias políticas y dineros de dudosa procedencia, que el discurso anti-guerrerista funciona y que la gente quiere estabilidad y tranquilidad.
Es deber absoluto creernos el cuento de que somos colombianos, que podemos tener un líder que valga la pena, que pensemos en el que escucha y que este tenga una identidad consciente de quiénes somos, que piense en la mayoría y en el bien común, en que la familia es el centro de la sociedad, que tenga en cuenta a los empresarios o a los emprendedores, en el relevo generacional, que no nos asuste acudir al sistema de salud, que nuestros abuelos disfruten su vejez, que haga, diga y piense como valor positivo el querer construir algo mejor.
Superhéroes hay malos y buenos, es cuestión de pensar en mayoría siendo coherentes al dirigir nuestra intención al ideal y no a la estructura. Por eso cuando no gana el mejor que repito, es intervenido por la maquinaria política y dineros, no existe el interés de por medio, hay libertad de cabeza alta y se dan resultados sin tapar evidencias como suele suceder con varios periodistas a los que se vulnera su libre expresión y hasta surgen modismos políticos como el “carrusel” a la hora de la contratación. Como toda fabrica de cuchillos, el candidato sirve para comer o matar, es claro que estamos ad portas de un nuevo período para un país que estaba mediáticamente estable. Ya es hora de vivir la Colombia con la que sueñan los europeos para trabajar, viajar, rumbear.
Y es necesario meses antes fijar la mirada en la historia para no repetirla, recordando la revolución de la conciencia moral que había comenzado a aparecer en Europa central y oriental desde 1968, cuando la primavera de Praga fue aplastada por los tanques soviéticos. Como arzobispo de Cracovia, el hombre que se convertiría un tiempo después en Juan Pablo II inspiró aquella revolución, juntando creyentes y no creyentes moralmente serios para concentrar la energía moral con la conciencia. Ahí se relata lo importante que es el uno a uno al final.
La Registraduría Nacional ya tiene definido el calendario electoral para las elecciones de Congreso y Presidencia de la República del año 2018 que se llevarán a cabo el 11 de marzo de 2018 y las de Presidencia el 27 de mayo del mismo año. Con esto olvidemos el voto irresponsable al no hacer parte y dejar la patria con sentimiento de dolor por los sucesos diarios de los que parece que no aprendemos. El futuro de Colombia está en las manos de todos.