Cerrar 2025, abrir 2026
Diciembre invita a hacer balances: mirar lo hecho, lo logrado y lo que faltó. Cierro 2025 con orgullo y frustración. Orgullo por dar debates de fondo, cuidar la relación con Estados Unidos, cerrar el año con expectativas de negocios superiores a US$22,5 millones, acompañar a 750 mipymes y conectar a 10.500 jóvenes con empleo. Frustración al ver cómo la polarización reduce vidas y esfuerzos a un titular, se vuelve más simple atacar que escuchar, etiquetar que entender, romper puentes que tenderlos.
El año comenzó muy temprano con fricciones entre el gobierno de Colombia y el de Estados Unidos por la crisis de migrantes deportados. Tras el mensaje del presidente Petro del 26 de enero, desde AmCham ayudamos a abrir canales de diálogo técnico para separar lo comercial de lo político, pedir mesura y sostener una relación basada en intereses comunes. Y no fue un esfuerzo en solitario: ha sido el trabajo conjunto de muchas personas e instituciones -de distintos sectores y visiones- que, con responsabilidad y convicción, siguen apostándole a una relación binacional que le genera oportunidades concretas a Colombia y bienestar a los colombianos.
El primer trimestre lo marcó el pulso laboral. El 11 de marzo, desde Aliadas, presentamos una alternativa para generar empleo formal y reconocer la informalidad; y durante el año estuvimos en las discusiones más sensibles del Congreso -laboral, salud y ley de financiamiento- con más de 30 escenarios institucionales y reuniones con 75 congresistas de 10 partidos, aportando evidencia empresarial. Reforzamos que la división de poderes no se negocia, las decisiones institucionales se respetan y las reformas se fortalecen con deliberación seria, no con atajos.
En el segundo trimestre la tensión se volvió personal. El 21 de mayo, el presidente Petro me señaló de contradictora públicamente por haber objetado el mecanismo de la consulta que él propuso. El 8 de junio, tras el terrible atentado contra Miguel Uribe, convocamos una marcha ciudadana para rechazar la violencia y honrar su vida: aun en la diferencia, él defendió el diálogo sin agresiones, con argumentos, y la convicción de que la seguridad y la justicia -sin impunidad- son indispensables.
En el segundo trimestre, además, consolidamos oportunidades: con análisis rigurosos y espacios de negocios, acompañamos a 550 empresarios de distintas regiones en 2.085 citas, ampliando mercados y opciones en un año retador; y esas compañías cerraron 2025 con expectativas de negocios superiores a US$22,5 millones.
Desde el 30 de julio insistimos en que el Presupuesto 2026 debe construirse con ingresos realistas y recorte de gasto improductivo. En el tercer trimestre advertimos que un aumento del arancel del 10% desde Estados Unidos podía ser una amenaza; por eso fortalecimos el trabajo en Washington y en Colombia para proteger oportunidades. Fueron múltiples reuniones con el Departamento de Estado, la Ustr, el NSC y 15 congresistas demócratas y republicanos, además de espacios de trabajo con gremios empresariales, centros de pensamiento y organismos multilaterales.
Llegamos al final de 2025 y, en retrospectiva, a pesar de ser un año lleno de incertidumbre, cerramos con grandes logros. Sin embargo, en estos momentos definitivos de nuestra historia se pone a prueba el talante de nuestros líderes. Y cuando el país necesita grandeza, muchas veces vemos, en cambio, una hoguera de egos y vanidades.
Asumo las lecciones de este movido 2025 y recibo 2026 con esperanza y determinación, defendiendo los valores fundamentales de nuestra democracia: libertad, institucionalidad, seguridad, respeto y pluralismo. Hoy, como pocas veces en nuestra historia reciente, necesitamos avanzar en medio de las diferencias y contradicciones, con carácter sereno y con sentido de unidad, para resolver las necesidades del país que tanto claman los colombianos.