Para muchos los próximos comicios de octubre serán una jornada electoral más, pero en realidad podemos tener mucho en juego.

Como lo mencionó la alcaldesa Claudia López en el evento de Caracol-Grupo Prisa hace unas semanas, “se está jugando la democracia representativa del país”, una democracia coaccionada por la inseguridad, por la impunidad con la que actúa la delincuencia, con bandas organizadas como gestoras del miedo, que coartan la libre expresión, imponen candidatos y limitan la movilización de los ciudadanos.

Si no podemos asegurar una democracia representativa, si escogemos mal se puede poner en juego la estabilidad social, la estructura económica, la viabilidad empresarial, el desarrollo nacional y la viabilidad de nuestra democracia.

El próximo 29 de octubre se escogen las nuevas autoridades departamentales y municipales. Son 32 gobernadores, 418 diputados departamentales, 1.102 alcaldes, 12.072 concejales y 6.513 ediles. Son 132.000 candidatos inscritos (80.344 hombres y 52.209 mujeres). Por el momento histórico y la coyuntura política ciertamente hay mucho más en juego que cumplir con la cita electoral.

Y es que en estas elecciones a las tres P que suelen aquejar los procesos modernos (populismo, polarización y posverdad), habría que sumarles tres I (inseguridad, ilegalidad e inmoralidad).

Son tantos años viendo demagogia, mentiras, promesas, engaños, trampas y tantas otras prácticas que hasta parecen normales sin serlo, lo que obliga a trabajar profundamente por los valores y los fundamentos morales en la sociedad.

Porque el nivel de violencia, criminalidad, manipulación, corrupción -acrecentado por las redes sociales- impide que se fortalezca la democracia representativa, a menos que se comience desde ya a trabajar en establecer autoridad, garantizar la seguridad y libertad de votación de todos los municipios.

De acuerdo con el registrador nacional, Alexander Vega, solo hasta la primera semana de agosto se giraron los recursos para que el Ejército y la Policía puedan hacer las operaciones de seguridad y control, a pesar de que hay zonas en riesgo alto y donde los grupos ilegales imponen las condiciones. Según el defensor del pueblo, Carlos Camargo, 300 municipios afrontan algún tipo de riesgo de violencia.

Para la muestra un botón: ha estado circulando un panfleto supuestamente de los frentes 18 y 58 de las Farc en el Magdalena Medio en el que establecen normas y multas en el municipio de Briceño, Antioquia. Su veracidad está por comprobarse, pero la amenaza que implica ese volante asusta, es como regresar a los años noventa del siglo pasado.

Reconozco que es injusto generalizar porque la gran mayoría de los aspirantes deben ser ciudadanos honestos y calificados que quieren prestar un servicio a la sociedad, pero terminan ganando los políticos expertos, los que reciben más contribuciones sospechosas, pagan más publicidad y ofrecen más contraprestaciones.

Un aspecto importante es que la próxima jornada electoral, además, reflejará la aceptación popular a las reformas propuestas por el Gobierno y al mismo tiempo definirá el tono y el ritmo que deberá seguir su agenda legislativa hacia adelante. Más que nunca se necesita el gran acuerdo nacional, un pacto social que facilite las transformaciones necesarias. Y eso también está en juego.

En resumen, está en juego si retrocedemos o avanzamos como país emergente y viable.